El maestro
Estoy convencido de que, a pesar de las
dificultades con las que todos tropezamos para simplemente sobrevivir,
deberíamos repetir cada día alguna palabra o algún gesto de gratitud a las
personas que nos ayudan a caminar por la vida, a profundizar en nuestra
peculiar manera de ser y a estimular nuestra capacidad creativa. Dar las
gracias, sobre todo, a esos guías respetuosos, que nos orientan y alientan para
que descubramos los misteriosos e inéditos fondos de nuestras vidas personales,
concretas y reales, para que valoremos esos tesoros ocultos a los que merece la
pena atender y comprender. Estoy convencido de que, cuantos más años vamos
cumpliendo, más nos debería crecer la gratitud a esos seres que siembran en
nosotros las semillas que siguen proporcionando frutos durante todas nuestras
vidas, esas personas cuyas huellas nos siguen guiando, sobre todo, en las
encrucijadas diarias y que va más allá de la simple supervivencia.
Agradecer, sobre todo, a quienes nos
enseñan a leer la vida y a compartir las experiencias, a descubrir los sentidos
de las palabras, de los gestos y de las conductas, e, incluso, los mensajes que
nos lanzan los espacios y los tiempos y las palabras y los silencios que nos proporcionan
ocasiones para amar, para construir, para unir y para reunir.
Recordar a quienes nos han ayudado a
descubrir la necesidad de trabajar y de disfrutar, a cultivar la paciencia y la
serenidad mientras seguimos creciendo y madurando. De una manera especial deberíamos
valorar la importancia de las personas que nos han ayudado a evitar la
permanente fácil tentación del egocentrismo, haciendo compatible y
complementario el cultivo de la propia personalidad y de la creación de la
comunidad.
El punto de partida es la constatación
permanente de que todos somos insuficientes y dependientes porque nadie se
sostiene en pie solo y porque el punto de partida es la profunda convicción de
que, para sobrevivir, necesitamos confiar en las miradas y en las ayudas de los
demás. En resumen, en la constatación y en el cultivo de la fraternidad.
José Antonio Hernández
Guerrero
Catedrático de Teoría
de la Literatura
0 comentarios:
Publicar un comentario