miércoles, 10 de noviembre de 2010

EVOCACIONES ALCALAÍNAS

57.- “LA DIÓCESIS DE ASIDONIA”

Durante el gobierno de Augusto, en la lejana Palestina, tuvo lugar un acontecimiento tan inadvertido, que nadie apenas se dio cuenta de él: el nacimiento de Jesucristo. El Nuevo Testamento narra que, cuando el César quiso saber los súbditos que pagaban tributo en la Palestina, el matrimonio judío de José y María se dirigieron a su lugar de origen. María estaba para dar a luz y allí nació Jesús. Los romanos de aquel tiempo no se enteraron, pero tres sabios de Oriente vieron una estrella e interpretaron que se trataba de un hecho importante. Y unos pastores que guardaban sus rebaños frente a Belén, también acudieron al lugar. Aquel niño fue creciendo y, a los treinta años, recorrió los pueblos de la Palestina predicando su doctrina. Después de su trágica muerte, los apóstoles y algunos discípulos difundieron lo que les habían oído por todo el mundo.

¿Cuándo llegó a nuestra provincia la nueva noticia? Parece que a la provincia de Cádiz llegó la noticia muy pronto, en el siglo I d.C. El patrimonio religioso que poseemos es importante, del período del Paleo-cristiano y del visigodo, referente a la implantación del cristianismo en España. Según Sotomayor y Muro, en su obra Orígenes del cristianismo hispano, por manuscritos del siglo X se nos han conservado la vida y relatos de los llamados “varones apostólicos”: Torcuato, Tesifonte, Indalecio, Segundo, Eufrasio, Cecilio y Hesiquio. Según la tradición, éstos fueron ordenados en Roma por los apóstoles y enviados a Hispania a predicar la buena nueva.

La tradición asegura que en el año 49 del siglo I (d.C), se funda la diócesis de Acci, identificada con la Guadix actual (Granada) y regentada por Torcuato. Tesifonte marcha a Bergi, Indalecio a Urci, Segundo a Abula, Eufrasio a Iliturgi, Cecilio a Iliberri y Hesiquio a Carteia. Todas estas poblaciones se encontraban en la Bética (Andalucía), pues estos datos se deben a un autor mozárabe, que huyó al norte, a principio del siglo VIII, y allí confeccionó esta lista. Carteia está en el sur de la provincia gaditana, en la bahía de Algeciras, junto al estrecho de Gibraltar.

Siguiendo estos datos, el primer obispo de Carteia, diócesis del Sur, sería Hesiquio o Iscio, ciudad situada en el cortijo del Rocadillo entre Gibraltar y Algeciras, a dos leguas y media de aquella ciudad, junto a los ríos Guadarranque y Palmones. Carteia fue ciudad romana, formada por militares romanos casados con mujeres ibéricas. De ahí que sus habitantes fueran reconocidos como libertos por Roma. La primera silla episcopal de Carteia fue ocupada por San Hiscio, que debió extender su labor apostólica hasta Asidonia.

Por tanto, la misma antigüedad habría que dar a la Iglesia de Medina Sidonia, cuyo origen estaría en una villa romana y actual ermita de los Santos Mártires, cerca del Ventorrillo del Carbón. Y, muy cercana a esa fecha, es la de los Santos Nuevos de Alcalá de los Gazules, situada en el Esparragal, donde se alza la Torre Lascutana. San Hiscio predicaría en estas ciudades y dejaría sacerdotes al frente de ellas. Varios siglos después, Asidonia debió ser elevada a diócesis y aparecen sus primeros obispos.

Con documentos fidedignos se puede decir que el primer obispo de Asidonia fue Rufino, que rige la diócesis desde el año 610 al 619. Asistió al II Concilio de Sevilla presidido por San Isidoro. Era el segundo obispo de la Bética por antigüedad de los siete coprovinciales que asistieron. Por ello, su firma figura tras la de Bisimo, obispo de Iliberi (Elvira) y delante de Fulgencio, obispo de Astigi (Écija).

Asimismo, se reconoce como su sucesor al célebre obispo Pimenio, consagrado en el 620. Erigió cuatro basílicas: una, la de los Santos Mártires en Medina; otra, la de la Oliva en Vejer, una tercera, en los términos de Utrera (Sevilla), y la cuarta, en Alcalá de los Gazules. Pimenio asistió al IV Concilio de Toledo, el último presidido por San Ildefonso. Estuvo también presente en el VI Concilio de Toledo en el 638, bajo el rey Chintila. Al VII Concilio no pudo asistir, celebrado en el 646, bajo Chindasvinto. Mandó al presbítero Wilienso, en quien delegó para tal misión.

Pimenio estuvo no menos de treinta y tres años en la diócesis de Asidonia. Su última actuación pública fue en el año 662, la dedicación de la basílica de los Santos Nuevos de Alcalá de los Gazules. En una tumba de esa ermita del Esparragal, se encontró una cruz pectoral y se aventuró que podía pertenecer al obispo Pimenio, que hubiera elegido aquel lugar para su enterramiento. Después de este virtuoso prelado, los historiadores nombran a otros dos obispos, sucesores de Pimenio, Paciano (672) y Fulgencio, que fue monje benedictino.

De todos estos estudios arqueológicos, hay que concluir que el recinto cristiano más importante del período es la ermita de los Santos Mártires de Medina que aún hoy sigue en pie, siendo el edificio más antiguo de Andalucía, con unos orígenes de principios del siglo V. Su favorable topografía, a los pies de la ciudad de Medina, favoreció la custodia de los mártires cristianos asidonenses y pervivió durante la dominación musulmana.

Hace unos días, estuvimos Andrés Morero Camacho y el que suscribe, con nuestras respectivas mujeres, visitando la ermita de los Santos Mártires de Medina, acompañados por el ermitaño Carlos García de Paredes, consagrado en el mes de agosto pasado en la catedral de Cádiz por el actual obispo de la diócesis, don Antonio Ceballos. Afortunadamente, la ermita sigue en pie, junto a una torre romano-visigoda, y conserva claros vestigios del período Paleo-cristiano. Un monumento que merece la pena visitar, pues refleja las raíces más antiguas de nuestro cristianismo.

JUAN LEIVA

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