jueves, 12 de abril de 2012

PERFIL HUMANO DE JUAN LEIVA SÁNCHEZ, PREGONERO DE SAN JORGE 2012 - ALCALÁ DE LOS GAZULES

Juan Leiva Sánchez es un paisano y un amigo que, contra viento y marea, ha decidido ser libre para vivir plenamente su vida y, sobre todo, para dar testimonio de su profunda convicción de que el amor es el impulsor central de la vida personal y la fuente nutricia de la supervivencia colectiva.

Como periodista es discreto, generoso, paciente, detallista, sutil, moderado y humilde. Está adornado, por lo tanto, de las cualidades que definen a las buenas personas y, por el contrario, carecía de esos rasgos –de esos defectos- que, tópicamente, caracterizan a algunos de los más afamados protagonistas de los medios de comunicación.

Como profesor, este alcalaíno sencillo, vitalista, humano y humanista, en la continua búsqueda de su identidad y de la comprensión más profunda de sí mismo, ha constituido para muchos alumnos, compañeros y amigos, una permanente y discreta invitación a la aventura de la libertad humana y del bienestar posible.

En reiteradas ocasiones me ha comentado su decepción al comprobar que, aunque en la teoría, son muchos los que reconocen que el amor es la clave que interpreta todos los enigmas humanos y la fórmula que resuelve todos los problemas de la convivencia, en la práctica, son escasos los que aplican este principio con la coherencia y con la asiduidad que sería de esperar. Nunca pudo disimular su extrañeza ante esa práctica, tan frecuente entre los que predican el amor, de cubrir sus manifestaciones con apariencias rígidas y de disimularlo con máscaras grotescas, para evitar que los demás adviertan su poderosa influencia.

Él, por el contrario, siempre lucha, valiente y firmemente, para lograr una libertad que le haga posible sacar a flote su rica personalidad; por eso se decidió a romper barreras sociales y a saltar por encima de algunos hábitos gratuitos o de convicciones injustificadas. En varias ocasiones, sin embargo, me ha confesado que es consciente de que, con sus decisiones libremente adoptadas, se ligaba con un vínculo mucho más fuerte, más fecundo y más gratificante como es el amor a su mujer, a su hijo, a sus hermanos y a todos sus amigos y paisanos. Para Juan, el amor es la única clave inexplicable que es capaz de dotar de sentido al “sinsentido”; un vínculo paradójico porque, además de una necesidad, es una obligación y, además de un don, un buen negocio.

Hombre trabajador, libre, generoso y coherente, ha despreciado las peanas y las tribunas, los escalafones y las categorías, las jerarquías y los títulos, y ha dedicado su vida a servir a los alumnos y a, simplemente, querer a su mujer, a su hijo, a sus hermanos, a sus amigos y a todos sus paisanos.


José Antonio Hernández Guerrero

Catedrático de Teoría de la Literatura

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