“SI NO OS HACÉIS COMO NIÑOS”
Las
fiestas navideñas parecen creadas para los pequeños, para los inocentes y para
cierto grupo de enfermos. Alguien lo dijo: “Si no os hacéis pequeños como niños,
no entraréis en el reino.” Yo recuerdo a muchas personas de mi pueblo a los que
todos queríamos por su inocencia y sencillez…Y, entre los enfermos, a un
hermano mío que era un hombre jovial, de humor y trabajador incansable. Un día
salió por tabaco y no sabía volver a casa. Todos quedamos alarmados, pero el
médico dijo que era debido a la enfermedad de Altzhéimer. La soportó varios
años, pero la demencia siguió su curso sin freno, asistido por sus seres más
queridos. Después de cierto tiempo, murió como un niño, contrariado y sin saber
lo que le pasaba.
Otra
hermana, tras más de quince años con la enfermedad, vive como una niña a la que
la razón la ha abandonado y la ha dejado desvalida. Cuando voy a verla, me vienen
a la mente aquellas palabras: “Si no os volvéis como niños...” Y me dan ganas
de protestar y de hacer una revolución ante un padecimiento injusto y
aparentemente inútil. En un principio, nadie, excepto los familiares, sabían lo
que era descubrir a un ser querido que confunde a las personas, a las actividades
y a los objetos que le rodean. Olvidaba las referencias más entrañables, se irritaba
ante fantasmas que nadie veía, agredía a los seres más cercanos, cambiaba de
humor sin motivo, trastornaba el lenguaje caprichosamente y se fue convirtiendo
en algo parecido a un vegetal. Después, el althzéimer se ha ocultado tras el
amor de su marido, de sus hijos y de sus
cuidadores.
Durante
el año 2012, se han celebrado muchos actos y actividades en favor de las personas
enfermas de Althéimer. En un mundo de descubrimientos como el nuestro, en pleno
siglo XXI, la enfermedad parece fuera de lugar y de época. Y, sin embargo,
apenas hace un siglo que fue descubierta (1901). En poco tiempo, se han
multiplicado de forma alarmante los enfermos, los centros de acogida y las
residencias. Gracias a ellos, se ha paliado el enorme trastorno que había caído
sobre sus familias.
Los
descubridores de la enfermedad fueron dos médicos alemanes: el siquiatra Emil
Kraepelin, y el neurólogo Alois Alzheimer. Kraepelin le dio el nombre de su
compañero a la enfermedad, como reconocimiento al esfuerzo por definirla y buscarle remedios. Entre 10 y 15 pacientes cada
mil personas, son enfermos de althéimer. La causa permanece desconocida, aunque
suelen asociarla a una enfermedad
neurodegenerativa, con una duración media de 10 años. Los síntomas son la predemencia
o leves dificultades cognitivas; la pérdida de memoria; la demencia moderada
ante tareas complejas y la demencia con pérdida de la movilidad, incapacidad de
alimentarse por sí misma, incontinencia y úlceras por las posturas obligadas.
Ahora,
en el ocaso de la enfermedad, voy a ver a mi hermana y no puede hablar, le tomo
la mano y la noto fláccida, le doy un beso y no reacciona. No puedo llamar su
atención. No le encuentro razón a la enfermedad, pero cuando la veo jugar con
un muñeco de goma, recuerdo aquellas personas que seguían a Jesús y le pedían
ayuda. Y él contestaba: “Si no os hacéis pequeños como niños, no entraréis en
el reino”. Pues estoy convencido de que todos ellos están ya asegurados. De los
prohombres y soberbios no sé nada.
JUAN
LEIVA
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