Hoy ha fallecido en Guadalupe (Cáceres) nuestro paisano Carlos Cordero Barroso. Mañana lunes día 11 de Febrero a las 10:00 horas misa de corpore in sepulto, en el Real Monasterio de Guadalupe www.monasterioguadalupe.com
La trayectoria cultural, política y religiosa del profesor y académico Carlos Cordero Barroso, ha sido intensa en Guadalupe desde 1971, año en que se incorporó al Colegio Público "Reyes Católicos", donde ejerció de profesor hasta su jubilación en 1995. Nacido en Alcalá de los Gazules, hijo de padre guadalupense y madre alcalaína, como hombre inquieto se implicó desde el principio en la vida del pueblo con actividades extraescolares en las que desarrolló dos de sus aficiones preferidas, la música y el deporte. Durante su etapa como Presidente de la Real Asociación de Caballeros, dio nombre a las Jornadas de la Hispanidad y fundó la Asociación de Damas de Santa María de Guadalupe, que hoy son muchas repartidas por toda España. Igualmente, ha contribuido con sus publicaciones divulgar la devoción de la Virgen de Guadalupe, como Patrona de Extremadura y Reina de las Españas.
La Real Asociación de Caballeros de Santa María de Guadalupe, otorgó el Premio Guadalupe-Hispanidad al profesor Carlos Cordero Barroso.
Fue Pregonero de San Jorge en 1996.
También fue Pregonero de la Virgen de los Santos.
También fue Pregonero de la Virgen de los Santos.
El siguiente artículo lo escribió para el Programa de Fiestas de Septiembre de 1969. Han pasado 43 años.
Reciba su familia el más sentido pésame de las personas que componen este blog.
AÑORANZAS Y ALGO MÁS
A
todos nos gusta hablar de nuestro pueblo; virtud muy española que se troca en
vicio también muy español porque ponemos el lugar por encima del universo, sin
acordarnos de que para subir al espacio celeste se necesita técnica,
organización y voluntad de trabajo, tres cosas que hemos abandonado o no hemos
aprendido en nuestras tierras. Pero ¿quién no se olvida del vicio en estos
momentos, si a la postre no vamos a hacer daño? Esperemos que al final hayamos
construido algo en orden al presente y futuro alcalaíno, que es lo que debe
importarnos al coger la pluma.
La
feria de septiembre de Alcalá ha tenido y tiene siempre un atractivo singular
porque remata, porque tropieza al final, (¡bendito tropiezo!), con la Romería
al Santuario de la Virgen más bonita que un imaginero pudo hacer. Si la feria
de mayo era la importante por su mercado, (digo era porque se fue con la
desaparición de estos mercados que no tenían nada que hacer ante otros más
importantes, fijos de por sí, y en sitios estratégicos, y por la evolución del
campo), la feria septembrina es la alcalaína, la más nuestra, porque en ella se
festeja a su patrona a la que tanta lata damos los alcalaínos al cabo del año.
La más nuestra porque en estos días todos los nativos repartidos a lo largo y
ancho de la Patria están presentes, en alma o cuerpo, para decirle a la Señora
que en todo tiempo nos atendió: “Ahora nos toca a nosotros, tus hijos, darte
gracias como aquí sabemos, rezando por medio del cante y la alegría; y este
polvo que tragamos y este levante que nos azota nos sirve de acicate para
unirnos a tu lado cuando paseas como lo hace una madre invitada por sus hijos.
Nosotros sabemos que tú eres una mujer a la antigua usanza, pero hoy te vienes
a dar una vuelta porque queremos verte entre nosotros apretujada de abrazos y
lágrimas por tanto bien como nos hiciste, por tantos seres queridos como hoy
tienes contigo...”. Por eso nosotros comprendemos que la feria de septiembre es
la nuestra de veras.
Por
los avatares de la vida, el que suscribe hace muchos años que no va a su feria.
De año en año acudo al pueblo para gozar de familiares y amigos, pero desde
este rincón extremeño recuerdo muy a diario mi niñez y juventud y me preocupa
Alcalá.
El
problema que tienen planteado muchos pueblos al estilo del nuestro es muy
singular. Alcalá, por lo que sea, no ocupa un puesto muy interesante en el
ámbito provincial. Desde luego el primordial motivo es que Alcalá ha sido y es
un lugar rodeado por un término municipal cuyo campo no ha dado de sí toda su
riqueza, en este caso ganadera, como muy bien exponía un articulista en “ABC”
de Sevilla el pasado año. En el plano industrial, el corcho pudo ser una buena
coyuntura para la vivencia de familias de la localidad, lo que tampoco se ha
logrado. El turismo, según como se impulse, pude servirle de ayuda. La Ruta del
Toro fue un preludio para la atracción turística al contar el término con
ganado de lidia, pero esa Ruta está falta de una placita de toros que
redundaría en beneficio de todos. En este aspecto, otra variante a tener en
cuenta sería la unión de la mencionada ruta con la Promoción Turística de los
pueblos serranos de la provincia. Para ello es imprescindible arreglar esa
hermosa carretera que faldea el Picacho.
Por
su situación, el conjunto urbano es muy atrayente. Gracias a la labor
municipal, sus calles están asfaltadas o adoquinadas en casi la totalidad.
Falla Alcalá en este orden en el cuidado de la parte artística más interesante,
es decir, del casco antiguo, que se halla bastante abandonado, comenzando por
la Parroquia de San Jorge y terminando por sus alrededores y alguna que otra
fachada y muros dignos de mejor suerte. Un buen museo se puede hacer con todo
lo que hay en la Parroquia de valor artístico; la Plaza Alta necesita un piso a
tono; el Ayuntamiento viejo también pide a gritos su remozamiento; etc...
En
el aspecto cultural no andamos holgados de estudios serios sobre el pasado
alcalaíno que es muy interesante.
Con
todas estas cosas no pensemos en un turismo de altura, pero sí digno y al
alcance de nuestras posibilidades.
Alcalá
se ha quedado fuera del Campo de Gibraltar, al que está unido por la Geografía
y otros aspectos, no percibiendo, por tanto, del progreso que con toda justicia
recibe actualmente esta zona de la provincia.
Vemos,
pues, que hay facetas de Alcalá que no han sido atendidas como se merecen y que
darían un impulso al pueblo hacia un futuro esperanzador, dejando el
adormecimiento en que parece hallarse. Los pueblos son y serán lo que nosotros
queramos, pues si bien la mano del Estado es poderosa, si en nosotros no existe
el afán de iniciativa, de trabajo, de preocupación y de unión; si no estamos
organizados, por mucho que la ayuda estatal apoye, no se conseguirá nada.
Alcalá
es digno de mejor suerte. Es un viejo lugar cuyos cimientos nacieron hace miles
de años. Sus muros conocieron a árabes y cristianos, a españoles y franceses.
Entre sus muros vivieron nuestros mayores. Nuestros pies hollaron sus calles milenarias.
Su aire conoció nuestro aliento lleno de ilusiones... Es un viejo lugar pero
lleno de savia joven que florece cada primavera. Luego Alcalá no puede morir
achacoso y sepultado sin pena ni gloria.
En
nuestras manos están su pasado, su presente y su futuro. Si no se ha emprendido
la tarea de su rescate, quedamos empeñados en hacerla desde ahora. Si así lo
hacemos, abogados vamos a tener en el cielo. Se llaman María y Jorge, ¡ahí es
nada!
Carlos Cordero Barroso
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