Gruesos clavos
taladran hoy tus manos
y golpean tus pies
martillos gruesos
que te rompen la
piel, la carne y los huesos
esos rudos
soldados pretorianos.
Quienes fueron los
fieros artesanos
que te hicieron
sufrir tantos excesos
y en tu Cuerpo el
dolor te deja impresos
los horrores de
seres inhumanos.
Ya no corre la
sangre por tus venas,
ni te duele de
amor el corazón,
ni te hieren los
clavos y las penas.
Ya acabó de
triunfar la sinrazón
y la Tierra se
siente agradecida
que aceptando la
Muerte diste vida.
José Arjona
Atienza
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