martes, 19 de marzo de 2013

EL CAMINO


Tú subías la calle la Amargura
y en el suelo tu Cruz trazó un camino
entre el polvo y las piedras; tu destino
lo marcaste con sangre y con tortura.

El final de dolor de tu aventura
nos mostró que tu rumbo era divino
y que, cual esforzado peregrino,
solo cabe esperar lograr la altura.

De cadenas, sudor y sinsabores
se ha plagado el sendero de la vida
en el cual nos azotan mil rigores.

Como a un paso le sigue una caída
y no alcanzo seguir siempre adelante
a tu Cruz yo me agarro a cada instante.




José Arjona Atienza

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