Dedicado a los
amigos que con
tanto
cariño me recibieron
la pasada semana
en Alcalá. Eterna
gratitud.
Pasión por
la tierra mía,
por
ese pueblo que
está
en
la Baja Andalucía
y
que se llama
Alcalá
de
los Gazules. Clavado
sobre
la cima de
un monte,
con
su longevo pasado . . .
Arte
sobre el horizonte.
Gracias Señor
por querer
que
naciera en sus
entrañas,
que
sin dudar deben
ser
de
las más puras
de España.
Cuando tenga
que marchar
de
este mundo al
otro barrio,
mi
sino querrá vagar
entre
pueblo y Santuario.
Por
la Playa irá
contando
que
mi vida se
pasó,
todos
los días suspirando
por
lo que allí
se quedó.
Recordará mi
niñez
alegre, llena de
amigos;
el sonar del
almirez
y
el levante son
testigos.
Me
veré rodando el aro,
o jugando a
las bolitas,
o corriendo
con descaro
tras las
niñas mas bonitas.
O
aquel día que
de la mano
de
mi madre, mi
alegría,
en
compañía de mi
hermano,
me
presentó ante María.
La
cocina un torbellino
en
tiempos de villancicos,
pestiños, roscos de
vino
con
sus sabores tan
ricos.
Caminaré por
sus calles
buscando a
la niña aquella,
que
en noches de
pasacalles,
canté
bajo las estrellas.
Una
tarde jugaré
a
la pelota en
El Prado,
y
con ella correré
con
mis amigos al
lado.
La
trompeta y el
tambor
al
llegar la primavera,
expandirán el olor
a incienso
y cirio de
cera.
Al
estallar el cohete
la
gran mañana abrileña,
es
seguro que me
mete
tras
la vaquilla vazqueña.
Venidas de
la Señora
a
su pueblo enamorado,
todo
vecino la adora
y
la espera engalanado.
Flores alfombrando
el suelo
y
bandera en los
balcones,
con
los luceros del
cielo
alumbrando los
rincones.
Recordaré para
siempre
aquel
beso junto al río
una
noche de septiembre . . .
aún
siento un escalofrío.
Cuando aprieten
las calores
iré
a los pozos
por agua,
lugar
de sueños y
amores . . .
de
sentimientos de fragua.
Jugaré por la
Alameda
con
golondrinas y grillos,
algarabía que
se queda
en
mi mente de chiquillo.
En
la feria del
verano
viendo bailar las
serranas,
copa
de vino en
la mano
y
cantes por sevillanas.
Por
ver a mi
Virgencita
marcharé de
peregrino,
para
rezar en su
ermita,
con
Amigos del Camino.
Romerías llenas
de encanto,
punto
de gratos encuentros,
mirando a
La de los
Santos
se
olvidan los sufrimientos.
¡Montes sacros
de mi tierra,
Picacho, Coracha y
Larios,
atalayas de
esta sierra
de
historiales milenarios!
Con
la lluvia y
con el viento
pasaré por
sus caminos,
con
la alegría y
el contento
de
saberme alcalaíno.
Mi
alma se sentirá
orgullosa de
su sino,
y
la Gloria encontrará
en
un sitio tan
divino.
¡Que
suerte tuve al
nacer
en
este pueblo serrano,
vientre que
sabe tener
seres
decentes y humanos!
Y
nunca podré olvidar
aquella triste
mañana
que
me tuve que
marchar
en
la roja Valenciana.
Y
pasaron muchos años
hasta
que pude volver,
encontré amigos
de antaño
¡qué
suerte poderlos ver!
¡¡Alcalá levanta
el vuelo
y
forma bien a
tus hijos,
con
eso, bajo tu cielo,
el
progreso llega fijo!!
Francisco Teodoro
Sánchez Vera
Febrero 2013
1 comentarios:
Muchas gracias, Paco, por esta preciosa dedicatoria y por la parte que me toca. No tienes por qué agradecer el recibimiento que te hicimos, en todo caso somos nosotros los que te estamos agradecidos por llevar a gala el nombre de nuestro pueblo allá donde estés. ¿Es que no se nota quizás en todo cuánto escribes, los recuerdos, la nostalgia y el cariño que sientes por todo lo relacionado con Alcalá, sus gentes y sus cosas? Creo que deberías plantearte venir con más frecuencia y pasar más tiempo disfrutando de lo que tanto echas de menos. Un abrazo para ti y para todos aquellos que estando lejos llevan a nuestro pueblo en el corazón.
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