lunes, 15 de abril de 2013

I ENCUENTRO DE AMIGOS DEL PATIO ANDALUZ - ALCALÁ DE LOS GAZULES


Queridos amigos:

Hoy es un día emocionante para todos nosotros. Por nuestro encuentro y por los recuerdos que ello supone. Aún recuerdo, y se me ponen los pelos de punta, cuando nuestro amigo Francisco Reyes llegó del hospital después del accidente. Y recuerdo de nuestras torpezas por intentar ayudarle. Y recuerdo a Paco Jiménez (que hoy no ha podido estar con nosotros porque tiene de visita en Marbella a su tato panino, pero que me ha pedido expresamente que os de un abrazo grande a todos) dándole masajes en las piernas y obligándolo a andar por las paralelas esperando un milagro. Milagro que esperamos todos, durante un tiempo, y que nunca llegó.

Y recuerdo a Francisco Reyes haciendo de la necesidad virtud despachando quintos de cerveza a todos los amigos que nos acercábamos por su casa para estar un rato con él.

Y recuerdo a Juan Reyes, siempre allí, en el rinconcito del balcón, volviendo de vez en cuando los párpados, no con objeto de causar miedo, sino en un grito silencioso pidiendo también un poco de atención para él.

Y recuerdo a Juana Espina, callada sufridora, no solo de su familia, sino de todo lo que los visitantes poníamos por medio y dábamos la lata. Aquellas noches de tertulia, donde allá ya por la una y media de la madrugada, alguien le decía:

-Juana, usted se querrá acostar ya.

Y ella, afectuosa siempre, condescendiente siempre, decía: -No, no, cuando ustedes terminen.

Y recuerdo cuando Francisco Reyes amplió el negocio e instituyó los bailes, los domingos por la tarde, en el patio. Y allí estaba él, en uno de los rincones, en su silla de ruedas, controlando que todo aquel que llegara consumiera.

Y recuerdo la música: Flamenco de los Brincos, Los Mustang, Juan Pardo, el Dúo Dinámico, Los Canarios, Los Pequeniques, Camilo Sexto, Raphael, Fórmula V, Los Diablos, Juan y Junior, Los Relámpagos, Los Bríos, Rafaela Carrá y el agarrado, bien agarrado, con Adamo y Mis manos en tu cintura. Diego Herrera creo que ha hecho una especial selección de aquellas músicas.

Y recuerdo a Purita Reyes. Siempre trabajando. Siempre pendiente de su hermano. Y en los bailes, también en un rinconcito, mirando como Pepe Herrera llevaba cada domingo a una, hasta que terminó fijándose en ella.

Algún día habrá que hacerle un homenaje a Pura, que sacrificó parte de su vida, su propio hogar, y se trasladó a vivir a una de las habitaciones del patio, para estar cerca de los suyos, que la necesitaban.

Y recuerdo que éramos jóvenes. Y cuando se es joven no se ve correr el tiempo. Se vive, se disfruta lo que se puede y no se piensa en nada más. Hermosos tiempos aquellos por todo.

Ya perdimos a Juan Reyes, a Juana Espina, a nuestro amigo Francisco Reyes, a muchos de los contertulios, Pedro el de Ricardo, Juanito Agüera, Salvador Olmo, Martín Jiménez, Francisco Domínguez, Pedro Espina, Victoriano Cabeza y otros que no recuerdo en estos momentos. Y perdimos nuestra juventud. Aunque aún nos queda un poco de ilusión para hacer encuentros como éste donde podemos revivir, aunque sea con nuestro pensamiento, con nuestra conversación, con el encuentro de viejos amigos, aquellos mágicos y felices momentos tan cargados de drama que no vimos y que solo el paso del tiempo nos lo puso al descubierto.

Queridos amigos, disfrutemos de esta cena, de este  primer encuentro, de nuestros recuerdos y brindemos por nuestro amigo Francisco Reyes, por sus padres y por todos los amigos que ya se nos han ido y no pueden celebrar con nosotros este reencuentro. Brindo por ello. Gracias




Andrés Moreno Camacho
Alcalá de los Gazules, 13 de Abril de 2013
































                         
¡Ay, Patio de los Reyes!
¡Ay, calle de Cuatro Esquinas!
“hoy te vengo a recordar
y me parece mentira”.

El Patio de los amigos,
hermoso patio andaluz,
donde vivimos felices
momentos de la juventud.

Patio de Francisco Reyes,
Barrio de Santo Domingo,
donde tus besos robé
siendo el aljibe testigo.

“En casa de Reyes
hay gente que viene
hay gente que va,
en casa de Reyes se ríe y se baila
y en casa de Reyes te quiero encontrar”.

Hay en el Patio un trajín
de alegría, de movimiento,
de padres, hermanos y primos
de amigos y sentimientos.

Al frente de aquel cotarro
está el amigo Francisco,
el que todo lo controla,
el que maneja los hilos.

Más quiso la mala suerte
que vaya cargando su cruz
en un trono  de ruedas,
caminando hacia un calvario
que a veces le desespera.

Junto a él, su madre, Juana,
Juana Espina, una Santa,
su madre del alma,
la que todo lo aguanta.

Y su padre, Juan Reyes,
con su gorra y su bastón,
su jarabe de Chiclana
y de vez en cuando un sofocón
porque su hijo no le sirve
la dosis que le reclama.

Y completan el retrato
de este cuadro familiar,
también con genio y figura,
los hermanos de Francisco
que son Luis, Juan y Pura.

Esta familia ganó
en arte y en solera
al entrar en ella un joven,
que en el arte del toreo
apuntaba ya maneras,
y como pueden adivinar
era el amigo Pepe Herrera.

De día, cartas y dominó,
tertulias y cotilleo,
la cerveza o la copita
o un poquito de cachondeo.

Clientes fieles y amigos
como si familia fueran,
a veces le dan compaña
y a veces se sobrellevan.

Pero llegada la noche
nuestro Patio se transforma
y como por arte de magia
hasta la luna se asoma
y su brillo nos contagia.

Y desde la Carretera
“ya van subiendo los mozos
con ilusiones  al hombro
y algunas niñas que estrenan
zapatos, medias o un bolso.

Y la gente por el Patio
no dejará de bailar
mientras que haya un cubata
o un guayabo pa ligar”.

“Esta noche hay una …¡fiesta”!
y alguno pensando irá:
“¿Quién será la que me quiera a mí?
¿Quién será? ¿Quién será?”

Y después de cuarenta años
aquí estamos de nuevo,
y aunque el Patio no es el mismo
en el corazón lo traemos.

Y también casi todos traemos
azúcar  y colesterol,
pastillas pa los dolores
y otra más pa la tensión,
y el deseo que nos dure
muchos años la pensión.

Aquí estamos otra vez
aquellos que en los sesenta
a ese Patio se acercaban
al son de la música lenta.

Cuatro décadas pasaron
y parece que fue ayer
aunque  ya no necesitamos
ni peine para el tupé.

Y ahora estamos aquí
sin la chaqueta de pana,
sin patillas y sin trenka
ni pantalón de campana.

Unos con menos pelo,
otros con más “entradas”,
y los que no se dieron el tinte
conviviendo  con las canas.

Ellas, sin volumen en el pelo,
sin arrugas, sin minifalda,
y sin decirnos lo que hacen
para estar jóvenes y guapas.

En esta mágica noche
de nostalgia y de recuerdos
echemos una bailadita
y alegremos nuestros cuerpos.

Y aunque es seguro que aflore
en esta noche de sueños
el recuerdo de los que se fueron,
llevémosles  en la memoria
e intentemos reponernos.

Del bello Patio florido
la música y el perfume
a la noche van besando
y ya parece que escucho
a Los Payos y a Los Diablos.

A Lorenzo Santa María,
a Massiel  y Miguel Gallardo,
a Palito Ortega y Rafael,
a Cecilia y a Los Bravos.

A Los Mustang  y a Karina,
a Nino y Víctor Manuel,
Los Sirex y el Dúo Dinámico,
Adamo y Luís Aguilé.

A Jeannette y a Mari Trini,
Los Beatlets y Rollings Stonnes,
a Marisol y a Los Brincos,
Albert Hamund  y a Tom Jonnes.

Miguel Ríos y Los Canarios,
Elsa Baeza, Los Relámpagos,
Los Tres Sudamericanos,
La Pavone o La Cinquetti,
a Peret o Roberto Carlos.

Agárrate a tu pareja
 y con “las manos en la cintura”
entra en el túnel del tiempo
diciéndole con alegría:
“Tengo el corazón contento”.

Y si ella, que es una “Dama
que hace lo que le viene en gana”
te contesta: “Yo no soy esa…”
mejor déjalo para mañana
y le llevas “un ramito de violetas”.

Cuando te hayas repuesto,
vuelve al ataque otra vez
y susúrrale al oído:
“Si tú fueras mi mujer…” 

No te sorprendas tampoco
pero pudiera ocurrir
que te diga que es “rebelde
porque el mundo la ha hecho así”.

Puedes probar por activa
y si te suelta: “No tengo edad…”
dile con fe y seguridad:
“Yo sé tanto del amor
que te puedo aconsejar”.

“Puede ser tu gran noche”
si pruebas a decirle así:
“Voy a pintar las paredes
con tu nombre, mi amor”,
o quizás: “hoy tengo ganas de ti”.

 Si la cosa no funciona ,
mejor estarías “Moliendo café”
o “si tuvieras una escoba”
que te pongas a barrer.

Puedes probar por pasiva:
“Te estoy amando locamenti
pero no sé cómo te lo voy a decir”,
pero a lo mejor no era eso
lo que esperaba y te dice así:
“Vete, no quiero verte, vete, lejos de mí”.

Al final hasta es posible
que, sin hacer nada malo,
tengas que  pedir disculpas
entonando “Perdóname”
o “Échame  a mí la culpa”.

Pero si todo acaba bien,
que también suele pasar,
podéis  brindar “A media luz”
“Con un sorbito de Champán”.

Incluso al día siguiente
podéis  ir con el “biquini de rayas”
en el “Simca” o el “Seiscientos”
buscando el sol de la playa”.

Y “cuando calienta el sol”,
con un cariño sincero,
escribir sobre la arena
si es que no tienes papel:
“Te quiero, te quiero, te quiero,
y hasta el fin te querré”.    

Y regresando al presente,
a tu pive o a tu piva
le deberías pellizcar
por ver si todo es un sueño
o si todo es de verdad.

“El mundo, que no ha parado ni un momento”,
sigue girando a través del tiempo
como en el Patio Andaluz
aquellos discos de vinilo
giraban en el picú.

Con el paso de los años
se fueron apagando luces
y también la de Curro se apagó
en el año noventa y ocho
y el patio en silencio quedó.

Algunas tardes escucho
las notas de un viejo piano
que desgrana Juan Gallego
con sabores del pasado.

Mientras, en el tejado,
“un gato  triste y azul”
se estremece suspirando
por ese Patio Andaluz.

Y las plantas y el aljibe
son felices recordando
a los amigos de Francisco
que por aquí fueron pasando.

Al cabo de tantos años
y estar aquí reunidos
¡Vaya suerte la nuestra
de “tener un millón de  amigos”!

¡Que  disfruten de la cena
en esta noche maravillosa
y  compartan las canciones
de una Década Prodigiosa!

¡Cuidado con la bebida,
picantes  y otras exquisiteces,
vaya a venir la cigüeña
dentro de nueve meses!

Gracias a los que estáis aquí,
a los que no pudieron venir,
a los que pusieron el empeño
y con cariño e ilusión
consiguieron este sueño.

Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor. Seguramente se dice eso porque en aquellos años quedó una parte de nuestras vidas, concretamente la de la preciada juventud. Por eso, aparte de otras consideraciones, creo que  tenemos  sobradas razones para sentirnos alegres y terminar todos así:

“¡Qué tiempo tan feliz
que nunca olvidaré,
con nuestra juventud
tan llena de inquietud
sentimos fe y deseos de vencer!”
                                                       
Subamos a la “nave del olvido”
y recordemos aquella vez
que susurramos al oído
“si tú fueras mi mujer…”



                                           Con cariño. Paco Gil. 13/04/2.013.


2 comentarios:

Pepi Álvarez dijo...

Pepi Álvarez desde Baeza:
Amig@s, ya he visto por el foro que os lo habeis pasado muy bien. Espero que os hayais acordado de mi. Yo me he acordado mucho de todos vosotros. He visto las fotos y estais tod@s guapísim@s. Siento mucho no haber podido estar ahí, otra vez será... Besos, Pepi

Pepi Álvarez dijo...

Pepi Álvarez desde Baeza:
Amig@s, ya he visto en el blog que os lo habeis pasado muy bien. Espero que os hayais acrodado de mi. Yo me acuerdo mucho de vosotros. He visto las fotos y salis tod@s muy guap@s. Siento no haber podido estar,gracias por invitgarme, la próxima vez será.... Besos, Pepi

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