viernes, 6 de septiembre de 2013

LA ANTIGÜEDAD DEL CULTO A NUESTRA SEÑORA DE LOS SANTOS

 

            El historiador –decía Menéndez Pelayo- es perpetuo estudiante. Porque continuamente surgen nuevos hallazgos que permiten avanzar en el conocimiento del pasado.
            Cuando celebramos los alcalaínos las plenarias fiestas de Nuestra Señora y Patrona –en el marco de un año Mariano, don de Dios al mundo-, cobra particular relieve conocer un dato de expresiva significación local, relativo a la Virgen, al viejo culto a esta Reina de los Santos, renovado de manera constante entre nosotros, por su Romería y en todos los momentos de la vida de Alcalá. Pero vayamos al asunto, a mayor gloria y amor de María.
            Era conocida una Carta de venta por Pedro Díaz Calvo a don Alvaro de Zurita, que se guarda en el Archivo Histórico Diocesano de Cádiz, con un texto incidental fechado en 1597, delimitador de media caballería de tierra en Mocailén, terrero próximo al río Barbate, donde se menciona la vereda o “camino que va desta villa a la yglesia de Nuestra Señora de los Santos”. Se databa así la existencia de la ermita o santuario, y de su imagen, en época bien lejana en el tiempo y gloriosa por su enmarque histórico: el Siglo de Oro español. En el Pregón de 1985 y ninguna más alta y honda oportunidad –pudimos referirnos a esa noticia. La hemos corroborado más tarde con el testamento de don Francisco Benítez de la Peña, otorgado ante el escribano Juan Baptista de Coca el 18 de septiembre de 1610 (Archivo Histórico Provincial de Cádiz, tomo 381); allí se citan tierras en Rapeta, lindantes con la Dehesa de los Santos y tierras de Don Alvaro (de Zurita).
            Pero lo imprevisible entonces era que, a poco, se lograra otra referencia valiosa, reveladora de una vigencia todavía anterior a ese culto de la excelsa Virgen de Alcalá, como ha ocurrido felizmente.
            En efecto, usando las facilidades para el investigador que supone la tarea clasificadora del Archivo Municipal, recién acabada por las beneméritas profesionales Paquita Fernández Ruano y Victoria Martín Mila, hicimos examen de los legajos relativos al Hospital de la Misericordia. De esta insigne institución local sólo queda, y materialmente desfigurado, el pequeño recinto de la antigua iglesia, pero toda la documentación conservada testimonia la piedad y beneficencia que en la vetusta Casa u Hospital de Hombres derramaron las generaciones alcalaínas.
            Entre esos viejos papeles, nos salió al paso el testamento de una señora llamada Francisca Martín de Ortega, otorgado en Alcalá de los Gazules en 8 de junio de 1507 ante el escribano público Andrés Miguel. Es copia auténtica y coetánea del texto original, y figura en el último expediente del legajo 407 del Archivo, con otra transcripción legal más moderna. Importan mucho estas precisiones, porque aquí se halla, como perla de devoción en concha de piedad, la cláusula siguiente:
“Otrosí manda al ospital de la misericordia para reparo de los pobres que a él se hallegan, docientos maravedíes e a la Señora de los Santos otros doscientos mrs.”
            ¡Breve pero magnífica mención de nuestra Virgen! Indica el arraigo del culto 89 años antes de la fecha hasta ahora conocida. Pero hay más. Doña Francisca, la legataria, en este mismo testamento, manda enterrarse en la sepultura de su padre en la Parroquia y hace otro legado: “Otrosí mando a Ntra. Sra. la Virgen María de Sant Jorge un ávito mío que le fagan de una ropa”, prueba suficiente de que esta otra imagen, en la Parroquia –que estimanos se refiere a la Virgen de los Remedios-, es distinta de la antes citada Señora de los Santos, que no estaba en la iglesia parroquial porque sin duda ya reinaba en su ermita de en medio de los campos. ¡Hace por lo menos 480 años!
            Dimos las primicias de esta nueva en la obra sobre Sáinz de Andino recién publicada, pero ahora puede pormenorizarse. La Hermandad la podría hacer valer en su momento, al pedir al Cabildo Vaticano la Coronación canónica de la Imagen, pues uno de los requisitos que se exigen en la solicitud es probar su antigüedad. En todo caso, sirven para probanza de la remota fe mariana de un pueblo que, en el amor a su Virgen, sigue fiel a si mismo.



Fernando Toscano de Puelles

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