A Servando
Sánchez y su
hijo Pepe.
Mi
tío me habló
de Alcalá y
Pepe le
habló a la
Virgen de los
Santos…
Con
su caballo colino
galopa por
la vereda,
con
el galope el equino
levanta una
polvareda.
Lleva
al hombro su
garrocha
que
tanto toro ha
sacado,
de
lentiscos de la
trocha,
cuando tentaba
el ganado.
En
la cabeza el
sombrero.
Chaqueta corta
y espuelas,
como
visten postineros
los
ganaderos de escuela.
Le
enamora su camada,
puñales de
muerte al viento,
sagrada casta
guardada
con
saber y sentimiento.
La
marisma está soñando. . .
y
en la ribera
del río,
sentir los
toros bramando
produce un
escalofrío.
La
luna enseña la
cara
por
la dehesa bravía,
y
alumbra de forma
clara
las
tierras de Andalucía.
En
la noche un
maletilla,
con
la muleta plegada,
salta
presto la angarilla.
La
muerte espera callada. . .
¡Muerte guarda
tu guadaña,
deja
que exploten las
flores,
y
por los ruedos
de España,
retumben fuerte
los oles!
Francisco
Teodoro Sánchez Vera
Otoño del 2013.
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