Salvador Sánchez y
Sánchez
Con
motivo del Día de la Hispanidad, he acudido a una evocación alcalaína, que
vivieron antepasados nuestros. Uno de ellos fue Salvador Sánchez y Sánchez, nacido
en Alcalá de los Gazules en la última década del año 1900. Como tantos otros,
emigró a Argentina, para lo cual estuvo esperando una oportunidad en La Línea
de la Concepción, entre los trasatlánticos de la Compañía Transmediterránea con
rumbo a Argentina. Había que tener paciencia, porque La Línea estaba abarrotada
de españoles que esperaban la misma oportunidad. Muchos se afincaron en
Gibraltar y La Línea.
En
aquella última década del siglo XIX, los alcalaínos emigraban a Argentina. Era
uno de los países que mejor acogían a los españoles. Salvador tenía una barbería
en la Alameda de la Cruz y era un formidable peluquero. Muchos de sus clientes
habían estado en América y le hablaban de lo fácil que era para un español, con
profesión, hacer dinero allí. Tenía una hermana llamada Gaspara, y un hermano
de nombre Juan. Los relatos de los que volvían de Argentina, le hicieron
concebir gloriosas aventuras y, sin decir nada a nadie, acudió a gente de La
Línea, que negociaban pasajes y trabajos para los barcos que pasaban por
Gibraltar, camino de Cádiz y rumbo a Buenos Aires.
Algunos
de aquellos emigrantes volvieron a Alcalá, pero la mayoría se quedaban en
Argentina. El oficio de peluquero, en aquellos tiempos, no daba el dinero
suficiente para construir una casa, comprar muebles y organizar una familia.
Salvador era joven y se decidió a emigrar y correr la aventura de las Américas.
Sus hermanos -Gaspara y Juan- quisieron quitarle de la cabeza la osadía, pero
no lo consiguieron. Juan se fue a Cádiz a trabajar, se casó con una gaditana
llamada Dolores y tuvo dos hijos. Pero enfermó de tuberculosis y murió en el
sanatorio de Puerto Real. Su hermana Gaspara se educó en el internado del
Beaterio de Jesús, María y José de Alcalá; a los dieciséis años se casó con un
oficial del Ayuntamiento y llegó a ser madre de siete varones y seis hembras.
Gaspara
quería mucho a su hermano Salvador y le escribía con cierta frecuencia. Éste le
contestaba enviando fotografías, entre ellas una de la formidable peluquería
que había montado en Buenos Aires. Decía, también, que conocía a una joven con
la que pensaba contraer matrimonio. Ganó bastante dinero y un día comunicó que
se había casado, que había traspasado la barbería y se había ido a la región
del Chaco, donde compró unas tierras y unas cabezas de ganado vacuno. El Chaco
es una extensa comarca de América del Sur, perteneciente a tres países: Argentina,
Paraguay y Bolivia, con extensas llanuras y bosques. La suerte y su prestigio
le ayudó y llegó a ser alcalde de un pueblo de la comarca del Chaco.
Salvador
tuvo varios hijos y una hija. En 1932, estalló un conflicto armado entre
Paraguay y Bolivia, por lo que, sintiéndose mayor, dejó el Chaco y se volvió a
Buenos Aires cerca de sus hijos y nietos. Siempre mantuvo la voluntad de volver
a España para ver a su hermana Gaspara, pero murió sin haberlo podido cumplir.
En los años 60, su hija y el marido vinieron y estuvieron unas semanas en
Jerez, en casa de su tía Gaspara. Lo hicieron para cumplir el deseo de su
padre. Salvador Sánchez y Sánchez era hermano de nuestra madre y, por tanto tío
nuestro. Mi madre nos hablaba continuamente de sus hermanos Salvador y Juan. De
ahí que dio sus nombres a dos de sus hijos. Cada año, el día de la Hispanidad,
rememoro la evocación de nuestro tío Salvador.
JUAN LEIVA
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