sábado, 22 de noviembre de 2014

CUANDO EN BEIRUT SE HIZO EL TOREO

 Aeropuerto de Roma
 Taquillas en Beirut
 Cuadrillas y Alguacilillos
 Corrida
Areneros en Beirut

                                        
Corría los primeros días del año 1961, Beirut capital del Líbano, conocida como la Suiza de Asia, una ciudad  atractiva con 1.500.000 habitantes,  con amplios parques y jardines,  un importante  puerto, refinerías de petróleos,  centros turísticos y culturales, tres universidades, fue la elegida por primera vez, para la celebración de dos corridas de toros a la española.

Pepe Belmonte Fernández (1933-1999) empresario de acreditada solvencia,  mantuvo contacto con un amigo libanés que residía en la Costa del Sol. Estudió el proyecto y echó para adelante con valentía y tenacidad, convencido de que iba a colocar la bandera de la Tauromaquia en todo lo alto en  un país desconocido. En aquel entonces Pepe, junto con su hermano, Juan matador de toros, llevaban plazas de importancia como Jerez, de  propiedad familiar, Cádiz, Granada, Castellón, Ronda, La Linea, Sanlúcar de Barrameda, Cartagena, Fuengirola, y años mas tarde la de  Algeciras, coincidiendo con su inauguración.

Pepe  se ocupaba de la gestión empresarial y apoderamiento de importantes figuras como Aparicio, Ordóñez, Curro Romero, Rafael de Paula, Miguelín, Antoñete, Andrés Vázquez, entre otros. Juan de las labores del campo, como veedor indiscutible. Años más tarde representó a varias empresas importantes como Málaga, y apoderó a Paco Ojeda, al que logró situarlo, en sus primeros años de matador. Sobrinos nietos de Juan Belmonte, el Pasmo de Triana, formaron  un  serio y sólido equipo.  No debe olvidarse que Pepe fue el impulsor de la feria del caballo

Aquella incursión  constituyó un impacto. Convenció Pepe  a Juan Bienvenida, Julio Aparicio y Juan García Mondeño, tres buenos toreros con estilos diferentes. Acompañados de sus cuadrillas de picadores, banderilleros, mozos de espadas y el apoderado de Mondeño, Alberto Alonso Belmonte, partieron en un Caravell rumbo a Beirut, En el mismo embarque se transportaron burladeros, barreras, ropa de monosabios, alguacilillos, y hasta los petos para los caballos de picar, aunque llegado a este punto,  tuvo dificultades con los árabes, ya que estos, muy amantes de los caballos, no entendían que el noble animal se expusiera ante la embestida de un toro. Los toros pertenecían a los hierros de Hidalgo Rincón y José Quesada, propietario de la finca El Lario que se encuentra en Alcalá de los Gazules. Se cuidó hasta el último detalle. Incluso la fijación de taquillas y carteles, en lengua árabe y francesa, en el centro de Beirut.

El astuto empresario exigió a los organizadores, la garantía de los honorarios de todo el personal actuante, antes de que estos salieran de España. Las corridas se verificaron los días 1 y 8 de octubre, en  un enorme estadio deportivo con capacidad para 100.000 personas conocido como Chamun. Utilizaron un velódromo para acondicionar el ruedo de 60 metros de diámetro, con ingentes cantidades de tierra.

La respuesta fue excelente. Acudieron cada día  una media de 64.000 de espectadores. Desde el inicio del paseíllo con los toreros, algunos banderilleros y picadores jerezanos,  vistiendo sus trajes bordados con alamares de oro, hasta el final del festejo,  fue un espectáculo inédito y una conquista ante un muestrario de razas, que en muchos momentos de la lidia se pusieron de pié para aplaudir, dando muestras de un respeto a la liturgia del toreo, que asombró a los protagonistas. La fiesta de los toros es universal, el arte y el valor llega a todo el mundo.

Lamentablemente años después no tuvo continuidad. Beirut al comienzo de la década de los 80, se convirtió en un sangriento campo de batalla, Atentados de todo tipo, entre musulmanes chiíta, tropas israelitas y la resistencia palestina, quedando intervenida por fuerzas pacificadores multinacionales de la ONU. En  la actualidad destaca la presencia de tropas españolas desplegadas en el Líbano.

Aprovechamos esta oportunidad para recordar la figura de José Belmonte que junto a su hermano Juan, ocuparon con dignidad una parte de la  historia  en nuestra provincia y en el resto de España. Contribuyeron con su ejemplar  trabajo y dedicación, a fomentar la fiesta, organizando más de 70 espectáculos anuales en la década de los 60 y comienzo de la siguiente. Un ejemplo para el presente de seriedad y profesionalidad.




Luis Rivas Asencio

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