Aeropuerto de Roma
Taquillas en Beirut
Cuadrillas y Alguacilillos
Corrida
Areneros en Beirut
Corría
los primeros días del año 1961, Beirut capital del Líbano, conocida como la
Suiza de Asia, una ciudad atractiva con 1.500.000
habitantes, con amplios parques y
jardines, un importante puerto, refinerías de petróleos, centros turísticos y culturales, tres
universidades, fue la elegida por primera vez, para la celebración de dos
corridas de toros a la española.
Pepe
Belmonte Fernández (1933-1999) empresario de acreditada solvencia, mantuvo contacto con un amigo libanés que
residía en la Costa del Sol. Estudió el proyecto y echó para adelante con
valentía y tenacidad, convencido de que iba a colocar la bandera de la
Tauromaquia en todo lo alto en un país
desconocido. En aquel entonces Pepe, junto con su hermano, Juan matador de
toros, llevaban plazas de importancia como Jerez, de propiedad familiar, Cádiz, Granada, Castellón,
Ronda, La Linea, Sanlúcar de Barrameda, Cartagena, Fuengirola, y años mas tarde
la de Algeciras, coincidiendo con su
inauguración.
Pepe
se ocupaba de la gestión empresarial y
apoderamiento de importantes figuras como Aparicio, Ordóñez, Curro Romero,
Rafael de Paula, Miguelín, Antoñete, Andrés Vázquez, entre otros. Juan de las
labores del campo, como veedor indiscutible. Años más tarde representó a varias
empresas importantes como Málaga, y apoderó a Paco Ojeda, al que logró situarlo,
en sus primeros años de matador. Sobrinos nietos de Juan Belmonte, el Pasmo de
Triana, formaron un serio y sólido equipo. No debe olvidarse que Pepe fue el impulsor de
la feria del caballo
Aquella
incursión constituyó un impacto.
Convenció Pepe a Juan Bienvenida, Julio
Aparicio y Juan García Mondeño, tres buenos toreros con estilos diferentes. Acompañados
de sus cuadrillas de picadores, banderilleros, mozos de espadas y el apoderado
de Mondeño, Alberto Alonso Belmonte, partieron en un Caravell rumbo a Beirut,
En el mismo embarque se transportaron burladeros, barreras, ropa de monosabios,
alguacilillos, y hasta los petos para los caballos de picar, aunque llegado a
este punto, tuvo dificultades con los
árabes, ya que estos, muy amantes de los caballos, no entendían que el noble
animal se expusiera ante la embestida de un toro. Los toros pertenecían a los
hierros de Hidalgo Rincón y José Quesada, propietario de la finca El Lario que
se encuentra en Alcalá de los Gazules. Se cuidó hasta el último detalle.
Incluso la fijación de taquillas y carteles, en lengua árabe y francesa, en el
centro de Beirut.
El
astuto empresario exigió a los organizadores, la garantía de los honorarios de
todo el personal actuante, antes de que estos salieran de España. Las corridas
se verificaron los días 1 y 8 de octubre, en
un enorme estadio deportivo con capacidad para 100.000 personas conocido
como Chamun. Utilizaron un velódromo para acondicionar el ruedo de 60 metros de
diámetro, con ingentes cantidades de tierra.
La
respuesta fue excelente. Acudieron cada día una media de 64.000 de espectadores. Desde el
inicio del paseíllo con los toreros, algunos banderilleros y picadores
jerezanos, vistiendo sus trajes bordados
con alamares de oro, hasta el final del festejo, fue un espectáculo inédito y una conquista
ante un muestrario de razas, que en muchos momentos de la lidia se pusieron de
pié para aplaudir, dando muestras de un respeto a la liturgia del toreo, que
asombró a los protagonistas. La fiesta de los toros es universal, el arte y el
valor llega a todo el mundo.
Lamentablemente
años después no tuvo continuidad. Beirut al comienzo de la década de los 80, se
convirtió en un sangriento campo de batalla, Atentados de todo tipo, entre
musulmanes chiíta, tropas israelitas y la resistencia palestina, quedando
intervenida por fuerzas pacificadores multinacionales de la ONU. En la actualidad destaca la presencia de tropas
españolas desplegadas en el Líbano.
Aprovechamos
esta oportunidad para recordar la figura de José Belmonte que junto a su
hermano Juan, ocuparon con dignidad una parte de la historia en nuestra provincia y en el resto de España. Contribuyeron
con su ejemplar trabajo y dedicación, a
fomentar la fiesta, organizando más de 70 espectáculos anuales en la década de
los 60 y comienzo de la siguiente. Un ejemplo para el presente de seriedad y
profesionalidad.
Luis Rivas Asencio
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