Cuando
aún suena los ecos de la reunión convocada a todo el sector taurino por el
presidente Carlos Núñez de la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL) en
los últimos días del pasado año, la Real Academia de Bellas Artes San Fernando
de Madrid, lugar idóneo para hablar de Tauromaquia, acogió con todo boato la
presentación del FIT (Fusión Internacional por la Tauromaquia). Con el nuevo
año empieza a moverse la Fiesta. Una apuesta que ha sorprendido por su
trascendencia. Se trata de una unión tripartita compuesta por los empresarios,
el mexicano Alberto Bailleres, el francés Simón Casas y el español José Cutiño.
Bailleres, economista, el segundo hombre más rico del país azteca, con empresas
de minerales, seguros y servicios, es además cabeza visible de Espectáculos
Taurinos de México (ETM) que controla un total de 11 plazas en México, dos de
primera categoría, Monumental de Aguascalientes, Guadalajara, Monterrey entre
otras. Apodera a Morante de la Puebla, que volverá este año a la Real
Maestranza de Sevilla, Alejandro Talavante su último fichaje y Pablo Hermoso de
Mendoza. Propietario del hierro de Zalduendo y fincas como Los Guateles en
tierras extremeñas.
Simón
Casas y José Cutiño llevan doce plazas entre Francia y España, de ellas cinco
de primera categoría, Nimes, Mont de Marsan, Valencia, Zaragoza, Málaga y
Córdoba en sociedad. El resto son Alicante, Olivenza, Badajoz, Don Benito,
Almendralejo y Zafra, estando por cerrar Vitoria. Casas apodera a Finito de
Córdoba, Daniel Luque, Rivera Ordóñez y los novilleros Ginés Marín y Varea y
otros pendientes de cerrar acuerdos. Ambos mantienen relaciones positivas con
José Tomás.
El
matador de toros Antonio Barrera, hombre de confianza de Morante asistió a la
reunión en representación de Bailleres, y explicó los acuerdos de este
tripartito cuyos objetivos son “poner al día las estructuras de la Fiesta,
sumar fuerzas para garantizar su futuro, proteger, dignificar, promocionar,
defender el sector y sus derechos. Hay que aunar esfuerzos y voluntades por la
calidad del espectáculo y del público que paga. La fusión está abierta a otras
empresas”.
Por
su parte Simón Casas con su verbo fácil e incisivo se encargó de aclarar “con
mi socio Bailleres no he hablado de negocios, hemos hablado de nuestra pasión,
de nuestro común amor por el arte del toreo, para que siga existiendo la
fiesta, ya que está en peligro, así como mejorar la producción del espectáculo,
el modelo de gestión, acercando los valores de la tauromaquia y modernizarla,
garantizando el futuro. Hay motivos para reformar y buscar soluciones para los
ataques que continuamente estamos soportando de los llamados antitaurinos.
Tenemos un equipo de juristas que estudiarán las acciones legales a emprender,
para salvaguardar la Tauromaquia de ataques externos”.
En
cuanto al empresario extremeño José Cutiño adelantó, “apostaremos por plazas
que merezcan nuestros esfuerzos”. Entre las acciones previstas, se encuentran
promocionar la Fiesta a través de las novilladas de acuerdo con la Federación
Internacional de Escuelas Taurinas e impulsar a jóvenes novilleros. Puntualizó
“tenemos ideas, ilusiones y formas novedosas de entender al toreo y medios para
llevarlo a cabo”.
Esta
declaración de buenas intenciones y con sentido positivo, llega en un momento
crucial para el futuro de la fiesta. Lo que falta hace es acción y reflexión.
Los precios de las localidades, sobre todo en sol, donde el aficionado que
acude tiene cada vez el bolsillo más cortito, las entradas gratis para los
niños, como garante del relevo generacional, y la materia prima, que es el
toro, donde hay que mejorar su calidad. Son retos que se deben afrontar, si
verdaderamente se quiere proteger a la Fiesta, por encima de intereses
personales. Habrá que esperar y dejar trabajar. Tiempo habrá para enjuiciar
cuanto han ofrecido este grupo internacional, que ofrecen una oportunidad para
enderezar el rumbo de la Tauromaquia.
Luis Rivas
Domingo, 25 de Enero de 2015
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