La pitada en Barcelona al Rey y a España nos obliga a acudir a los
símbolos. La pitada no iba contra los sonidos del himno, iba contra el Rey España.
Todo objeto y acción cultural tiene una función simbólica, que remite al
producto humano o a otra cosa. El signo se diferencia del símbolo, porque
contiene aquello que significa. El símbolo no contiene lo que significa, pero
lo representa. El humo es un signo natural del fuego, como una nube es signo
natural del agua.
Una bandera, en cambio, es un
símbolo artificial que se diferencia del signo natural, porque no contiene lo que
significa; sólo tiene una función representativa. La bandera nos recuerda la
patria, pero no la contiene. Lo mismo ocurre con los iconos, no contienen lo
que significan, pero nos recuerdan lo que representan. Por ejemplo, una imagen,
un lienzo o una foto nos recuerdan lo que significan, pero no lo contienen. Su
parecido nos lleva a la persona, animal o cosa representada. Un león nos
recuerda la imagen de un animal, pero simboliza, además, su valentía, su valor.
Los humanos estamos rodeados de
símbolos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. El sonido del reloj,
el semáforo en rojo, la sirena de la ambulancia,
los indicadores de las calles, las señales de tráfico, el pago del café, los
saludos a los conocidos, el fichaje en el trabajo, y un largo etcétera nos
orientan para hacer lo que tenemos que hacer. Y es que los símbolos son algo
más que señales, representan algo que no contienen ellos mismos, pero son
imágenes con sentido. Un símbolo es un objeto que, aparte de su significación
inmediata, sugiere un contenido ideal.
La persona humana necesita de los
signos y de los símbolos, para relacionarse con lo presente y lo ausente. El
símbolo es la puerta de acceso al misterio,
a lo misterioso, a lo esotérico. Es un recurso que tiene el hombre para
empezar a conocer y adueñarse de lo desconocido. Es, además, una manera de
materializar lo espiritual, y de superar la distancia que le separa. Llevar una
foto en la cartera con el icono de la madre, de la esposa y de los hijos es un
símbolo que se hace presente de que está
ausente. Romper, maltratar o ensuciar una foto o una imagen es cometer un gesto
de mala educación y de mal gusto contra lo que representa.
Pisotear la foto de una madre, de un padre o
de un hijo puede ser la venganza de un matrimonio mal avenido, aunque no
contenga lo que significa. Romper o robar la imagen de una patrona o un patrón
rebela a cualquier pueblo, porque es un símbolo del amor de todos los vecinos.
La pitada en Barcelona contra
España y el regusto de algunos contra la patria es un acto que no consigue
nada, pero deja al descubierto la catadura de los activistas. Pueden insultar y
vilipendiar a la patria, pero no pueden hacerle daño. Nos recuerda la vindicta
napolitana, pero el gesto simbólico de la pitada de San Mamé no contenía nada
de lo que quisieron representar, sólo consiguieron una tarjeta roja para los
facciosos.
Juan Leiva
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