lunes, 7 de diciembre de 2015

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA



Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (3,9-15.20):

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre: «¿Dónde estás?»
Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.»
El Señor le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?»
Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.»
El Señor dijo a la mujer: «¿Qué es lo que has hecho?»
Ella respondió: «La serpiente me engañó, y comí.»
El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.»
El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97,1.2-3ab.3c-4

R/.
 Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas


Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,3-6.11-12):

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.

Palabra de Dios

Evangelio 

Evangelio según san Lucas (1.26-38), del martes, 8 de diciembre de 2015
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1.26-38):

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del 

Fernando Torres Pérez, cmf

      Leo la primera lectura y me sorprende la actitud de Eva. Ha comido del árbol que no debía comer. Lo sabe y es consciente de ello. Pero, cuando le pillan en falta, hace un movimiento que es muy típico de muchos de nosotros –y ahí nos podemos sentir identificados con ella–: devuelve la pelota y dice directamente que ella no ha sido culpable sino víctima. Ciertamente ha comido del fruto prohibido pero no lo ha hecho por su voluntad sino porque “la serpiente me engañó y comí”. ¡Pobre Eva! ¡Tan inocente! ¡Tan ingenua! No se merece castigo sino consuelo. Ella no ha hecho nada. Es su debilidad la que le ha llevado a hacer lo que no debía hacer. Ella no es responsable. Ha encontrado una excusa y se siente tranquila. 
      Leo a continuación el Evangelio. Recoge hoy el relato de la anunciación. El ángel del Señor se aparece a María y mantiene un diálogo con ella. En ningún momento asume María una posición de criatura débil y encogida. En ningún momento pretende pasar la pelota a otro diciendo que ella no puede cargar con lo que se le está pidiendo. Plantea dificultades muy reales a la propuesta del ángel. Y escucha atentamente la respuesta. Lo hace desde la fe y la confianza en Dios. 
      Su respuesta final se sitúa en las antípodas de la respuesta de Eva. Ella no pone una excusa. No mira para otro lado. Simplemente, asume la propuesta y se pone a disposición de su Señor. “Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.” Se siente responsable y se dispone a hacer lo que haya que hacer para llevar adelante la misión que el Señor le ha puesto por delante. 
      Son dos actitudes muy diferentes. Está el que mira para otro lado, encuentra siempre excusas y sigue su camino. Y está el que da un paso al frente, asume la responsabilidad y hace lo que tiene que hacer. Por eso, María se convierte en la primera discípula y en la primera anunciadora del Reino. Por eso, María siguió a Jesús por los caminos de Palestina y terminó a los pies de la cruz. Por eso, acompañaba en la oración y en la vida a los discípulos de su hijo después de la resurrección. No es más que asumir las consecuencias prácticas de la frase con la que se comprometió ante el ángel, cuando todo empezó: “Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.”
      Hoy empieza el año de la Misericordia. Buen momento para asumir nuestra responsabilidad. No se trata de pensar en lo que tienen que hacer los demás para vivir este año la misericordia de Dios sino de ver que es lo que puedo hacer yo para en mis palabras y obras testimoniar la misericordia de Dios para con su pueblo. 

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