Uno de los privilegios más
deseado por cualquier pueblo o ciudad es el contar, entre sus habitantes, con
alguien que haya conseguido escalar la difícil cumbre de la santidad. Eso se
concede a aquellas personas que han practicado heróicamente las virtudes
cristianas, comenzando por el amor a Dios y terminando por su entrega al amor
al prójimo. Precisamente, hoy día 14 de enero, celebra la Iglesia la fiesta
litúrgica de San Juan de Ribera, cuya niñez pasó en nuestra ciudad.
San Juan de Ribera era
hijo natural de Per Afán de Ribera y de Doña Teresa de los Pinelos. Según
Sánchez del Arco, nació en Sevilla en 1532 y fue reconocido por su padre. Al
fallecer su madre, siendo muy pequeño fue enviado a Alcalá donde se crió. Se
asegura que estudió en el convento de los dominicos, donde hoy se encuentra el Centro
Cultural “Santo Domingo” junto al Mercado de Abastos.
Desde los 12 años estudia
en Salamanca. Con 25 años fue ordenado de presbítero “A título de un beneficio
que su familia fundara en Alcalá de los Gazules.”
Aun cuando pudo suceder a
su padre en el título, renunció a ello y optó por la vida religiosa y llegó a
ocupar la sede episcopal de Badajoz entre 1562 y 1568, momento en que el Papa
Pío V le nombra Patriarca de Antioquía y Arzobispo de Valencia, cargo en el que
se mantendrá hasta su muerte, el 6 de enero de 1611. Su labor pastoral y humana
le granjearon, desde muy pronto, fama de santidad y dio lugar a que se
realizaran abundantes biografías sobre su persona.
Fue declarado beato en
1796, y canonizado en 1960. Desde su beatificación existe una pequeña talla con
su imagen en el coro parroquial de la parroquia de San Jorge. Y en el Colegio del Patriarca de Valencia, se
levanta un gran monumento a San Juan de Ribera, realizado por el artista
Mariano Benlliure. Realizó una gran labor pastoral en el intento de convertir a
los moriscos de aquel reino.
Juan
Leiva
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