Nació en nuestro pueblo, aunque de
ascendientes extremeños. Sus padres llegaron a Alcalá concretamente desde
Alburquerque. Era un chicarrón alto, bastante alto. En aquel tiempo se decía de
aquellos que tenían una estatura parecida a la suya que eran buenos para “coger
brevas”. También que era “más largo que un día sin pan”. Hoy en día hubiese
podido llegar a ser un buen jugador de baloncesto. Tenía un don de gentes
natural. También pudo haber sido un excelente relaciones públicas de cualquier
empresa. Esta cualidad sabría aplicarla en el futuro a la que crearía. Era también
innato en él un espíritu emprendedor y atesoraba la valentía de un torero.
Con estos mimbres comenzó su carrera en el
mundo laboral. Bueno, con estos mimbres y con un dinerillo que había conseguido
ahorrar se compró un coche a medias con Nicolás. Éste iniciaba también su
andadura como mecánico de automóviles en un taller situado frente al Pabellón
Polideportivo. Se dedicarían al transporte de personas. Había que intentarlo.
Así nacería uno de los primeros taxis de la historia de Alcalá. Para proteger a
su automóvil alquilaron un local que les serviría de garaje ahí cerca de Las
Peñas, junto a la carretera de travesía. Corría el año 1.947. Los aparceros, como suele suceder en muchas
ocasiones, veían las cosas desde distintos puntos de vista, así que se
separaron y cada uno siguió su camino. Hay un refrán popular que puede que
tenga mucho de cierto: “A medias, ni con la mujer”. Algo más tarde, nuestro
hombre pensó, con buena lógica, que podría ayudarse económicamente poniendo a
la venta neumáticos para vehículos. Dicho y hecho. Empezó a almacenar esos
neumáticos en pequeñas cantidades en ese mismo garaje para ponerlos a la venta.
El posible negocio estaba en marcha. Transcurría el año 1.949. Por aquel
entonces empezaba la carrera imparable en la que los coches se iban adueñando
de las deficientes carreteras y crecía su número a un ritmo increíble. Al mismo
tiempo, la venta de neumáticos también crecía como la espuma. Era una aventura
que empezaba con buen pie. Era como reinventar la rueda que estaba ya
inventada.
El joven,
que por cierto se llamaba Juan Valadés Sánchez empezó a “hablarle” a Ana Moreno
Hormigo, una alcalaína “grande” en el amplio sentido de esta palabra. Sí, y
digo “hablarle” porque así era como se nombraba entonces al hecho de iniciar
relaciones formales o ennoviar. Era ella una mujer de carácter, trabajadora,
buena e inteligente que hacía “juego” con él. Ni más ni menos que la otra mitad
de la naranja. Pronto contraerían matrimonio y, fruto del mismo, nacerían Paqui,
Pepe, Amparo y Ana.
Fueron pasando los años y la primitiva tienda
fue cambiando su imagen. Iban apareciendo en sus estanterías los nuevos y variados artículos que el mercado ofrecía:
Herramientas y materiales diversos para el trabajo agrícola, para el monte, de
fontanería, eléctrico, ferretería, electrodomésticos de marcas importantes (de
las de antes, que después de treinta años muchos siguen funcionando como el
primer día). En fin, un referente en el comercio alcalaíno durante sesenta
años. Y todo ello, sin olvidar sus orígenes, su idea primera: la venta de
neumáticos, la reparación de los mismos y repuestos del automóvil. También en
este apartado, las principales marcas. Así nos lo han recordado, a través de
los lustros, la publicidad que a modo de tarjeta de presentación hemos podido
observar en la fachada del establecimiento. Ahí estaba el orondo y simpático
logotipo de MICHELÍN que con sus
“roscas” corporales o “michelines” nos saluda y que con el tiempo daría nombre
a las que aparecen, a veces, en los humanos a quienes sobran algunos kilos.
Ahí, a su vera, otro emblema de la época, el afamado símbolo de la rueda de
PIRELLI junto al mecánico con gorra y
pulcro mono blanco.
Al mando de aquel “barco” siempre
estuvo nuestro hombre, pero en ocasiones contó con la inestimable colaboración
de su familia. En el trabajo siempre supo rodearse de gente muy válida, leal y
cercana al público. Así hemos podido conocer durante muchos años trabajando en
esta Empresa Familiar a Pepe Blanco Álvarez, Juan José Gómez Monroy, Juan Luis Muñoz Gómez, los Hermanos Alex
Ortega, Sebastián Pérez Gallardo (Chano) y en los últimos tiempos a Santiago
Martínez Casas (Santi), todos magníficos profesionales además de grandes
personas con reconocidas cualidades humanas. No se olvidarán fácilmente de
nuestra memoria las imágenes de Juan José, Chano o Santi arreglando los
populares “pinchazos” a coches, motos, bicicletas … en la puerta del establecimiento. Era un
trabajo que hoy se hace de forma más rápida y cómoda pero que antes tenía
cierta dificultad y requería preparación y destreza.
Y como “no solo de pan vive el hombre”,
Juan, aparte de entregarse a su trabajo, era una persona que tenía entre sus
preferencias la afición al fútbol. También era un buen aficionado a los toros y
al dominó (juego éste en el que por
cierto se desenvolvía muy bien). Como cualquier hijo de vecino, a Juan le
gustaba el buen comer y el buen beber. No era raro verlo tomando sus copitas
del buen vino de la tierra cuando la ocasión lo requería.
El
capitán de aquel viejo “buque” se jubiló y en el año 2.008 se despidió de
nosotros poniendo rumbo a algún “puerto” desconocido. Algunos años más tarde,
el otro “marinero” de la familia también emprendió la marcha. Desde entonces,
Ana, la madre y esposa, otea permanentemente el horizonte con el deseo de que
quizás vuelvan algún día o pueda reunirse con ellos.
El timón lo lleva actualmente su hija
Ana que, junto a Paco su esposo, pone toda la ilusión en esta nueva
aventura. Hace algunas semanas “Lo de
Valadés” ha sustituido el antiguo y destartalado local de toda la vida por otro
más moderno y adecuado en la Avenida de Los Alcornocales, 6. Apenas unos doscientos metros los separan. En
el recuerdo quedarán, frente a la tienda, los eucaliptos de Gómez, el viejo
“muladar”, el Huerto de Guadalupe, el cómodo e improvisado aparcamiento (donde
algún año estuvo instalada, durante la Feria, la Caseta de la Peña Los Amigos
del Camino), el Monte Ortega en la distancia (hoy reconvertido en Recinto
Ferial) y tantas otras imágenes que serán difíciles de olvidar.
RECAMBIOS VALADÉS ha cambiado de ubicación. No ha sido
tanta la distancia entre uno y otro sitio como la añoranza de haberlo conocido
ahí desde su fundación y haberle tomado cariño.
En su nueva andadura y situación le
deseamos lo mejor, con la esperanza de que permanezca allí mucho tiempo y siga
siendo un referente del comercio de Alcalá y de confianza para los alcalaínos.
Paco Gil García. Mayo 2.016.
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