Los médicos, los psiquiatras,
los psicólogos e, incluso, los sociólogos coinciden con la mayoría de nosotros en
que dormir es una de las mejores medicinas para conservar o para recuperar la
salud del cuerpo y para restablecer el equilibrio del alma.
Hace tiempo que mi amigo, el
doctor Evaristo Fernández, me dijo de manera categórica que los andaluces estamos más sanos y, sobre
todo, más contentos, porque dedicamos más tiempo a dormir que el resto de los
europeos. No tengo inconveniente en aceptar esta tesis, con la condición de que
en su concepto de "sueño" -en singular- incluya también la noción de
"los sueños" -en plural-. Estoy convencido de que, en este caso,
aunque no se alargue la mera existencia temporal de las personas, sí se
ensanchan y se profundizan nuestras vidas.
Los sueños, tanto los que
protagonizamos mientras dormimos, como los que elaboramos cuando estamos
despiertos, amplían los estrechos límites de nuestras experiencias cotidianas, nos
proporcionan mayores goces y nos producen dolores más agudos; pero éstos sin
que suframos las consecuencias realmente negativas de los actos realizados en
plena vigilia: nos hacen protagonistas de acciones que "realizadas
realmente" nos harían correr peligros graves y amenazarían nuestra salud
o, incluso, nuestras vidas. Hemos de advertir, sin embargo, que, para mantener
el equilibrio psíquico, sólo es necesario que aceptemos una condición: que
marquemos claramente los límites que separan la realidad del sueño.
El que ignora las fronteras entre estos dos
mundos distintos y complementarios, en vez de enriquecer la vida con alicientes
y con atractivos, arruina su propia existencia y la de los demás: si es un
político, puede convertirse en un dictador; si es un hombre de negocios, puede
llegar a ser un ladrón; si es religioso puede actuar como un fanático. En
cualquier caso, hemos de reconocer que el que confunde la realidad con sus
sueños es un loco peligroso, un paranoico y, posiblemente, un amargado.
José Antonio Hernández Guerrero
Catedrático de Teoría de la Literatura
Universidad de Cádiz
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