A vista de gaviota
Con sueños
de marinero
contemplando
mi ciudad
volando voy
por su cielo;
un litoral
con sus playas
donde la
besan las olas
que llegan
desde la mar,
bañando
todo su suelo.
Entre su
verde llanura
hay un
parque natural
cubierto de
luengos caños
a donde se
da la sal.
Agua que
espera su baño,
cuan espejo
de la mar
que todos
se andan mirando.
Hay una
muralla vieja
clavada
sobre la arena
rajada por
la mitad,
que las
olas que allí baten
no la
pudieron tirar;
solo
lograron romperla
con las
fuerzas de la mar.
Hay un río
dividiendo
en dos
partes mi ciudad
como los
vientos que llegan;
unos vienen
de la mar,
otros que
llegan de Oriente
en forma de
vendaval,
que casi
arrastra a la gente.
Hay una
pequeña playa
rodeada de
pinares;
donde sale
una atalaya
vigilante
de los mares
entre las
dunas de arena,
a donde de
niño yo iba
que me
llevaba mi madre.
Mi ciudad
de cien palacios,
con sus
cien escudos de armas
en la
puerta principal;
algunos
yacen en ruina
sin
quererlos derribar,
porque
dicen que allí duermen
historias
que dio la mar.
Resalta su
costa oeste
mirando
siempre a la mar,
donde hay
blancos veleros
por una
hermosa bahía
con sus
velas siempre al viento,
sembrando
de sentimientos
las playas
de mi ciudad.
José Ares Mateos
0 comentarios:
Publicar un comentario