Un oportuno análisis de las relaciones entre la música y la vida
Alfred
Schutz
Filosofía de la Música,
Madrid, editorial Encuentro
La experiencia de todos nosotros nos confirma
que la música nos relaja, reduce nuestra ansiedad pero que, a veces, también nos
impide la concentración y los análisis lógicos. ¿Por qué? nos preguntamos.
Porque es un arte íntimamente relacionado con las sensaciones y con las
emociones, y porque, además, influye, en nuestros pensamientos y en nuestras
conductas. Es compresible, por lo tanto, que los pensadores desde la Antigua
Grecia la hayan considerado como una de las claves que nos permite comprender
cómo el ser humano interpreta, valora, vive y disfruta de la naturaleza, de la
sociedad y de la propia vida.
En esta obra Alfred Schutz (1899-1959),
uno de los sociólogos importantes del siglo XX, apoya su examen en la
distinción entre el significado que el compositor pretende dotar a una obra y
el sentido que le damos los receptores. Responde a preguntas que, quizás, nos
hayamos hecho muchos de nosotros cuando escuchamos y disfrutamos con una
interpretación concreta. Partiendo del supuesto de que la música es una
experiencia artística única, que nos une y nos reúne haciendo que sintonicemos
unos con otros sin necesidad de emplear palabras, sus reflexiones nos ayudan a
pensar sobre nuestras experiencias activas como “escuchantes”.
Analiza sus poderes para generar
relaciones sociales complejas y, más concretamente, para establecer una
comunicación entre el compositor y el oyente a través de la colaboración –de la mediación- de un intérprete individual
o colectivo. Señala, por ejemplo, la relación entre la filosofía y la música en
general y se refiere a diferentes opiniones de filósofos del siglo XVIII sobre
el arte operístico que, por ejemplo, Mozart, resolvió de una manera original.
Sus análisis del nacimiento de la ópera
en Florencia, inicialmente por un grupo de renombrados humanistas que
pretendían revivir la tragedia clásica, y su contraste con la “opera buffa” con
raíces en la comedia popular nos proporcionan pistas importantes para que
nosotros estudiemos análogas recreaciones en Francia, la opéra-comique, y en
España, la zarzuela. En mi opinión, la lectura de esta obra puede ser una ayuda
importante para que los profesionales –profesores, directores e intérpretes- y
también nosotros, los oyentes, reconozcamos las claves de las intensas
emociones que experimentamos con la música y con las demás manifestaciones
artísticas y, sobre todo, la relación profunda y múltiple que se
establece entre la música y nuestras vidas.
José Antonio Hernández
Guerrero
Catedrático de Teoría
de la Literatura
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