El secreto de la creación poética
Ignacio
Santos Carrasco
De los míos sed
Málaga, Editorial Anáfora,
En estos densos poemas
Ignacio Santos expresa su imperiosa necesidad de identificar y de explicar su
enfrentamiento cordial con el misterio de la vida y con su renovada fe en el
destino y en el poder de la palabra para descubrir el enigma de la existencia
humana y el misterio de la creación poética.
Logra su propósito de expresar las experiencias vividas que están
retenidas en las entrañas de su memoria, ese rico arsenal de testimonios que él
combina gracias a su irreprimible impulso creativo.
La amplia serie de los
procedimientos que emplea en De los míos
sed se fundamentan en los principios de la “oposición” o el de la
“repetición”. Construye cada verso relacionando objetos, episodios o palabras
diferentes o reiterándolos con el fin de generar diversos efectos acústicos que
intensifican sus significados, nos sorprenden y estimulan
nuestra la reflexión sobre la complejidad de la realidad: nos hacen reflexionar
con el fin de que indaguemos o imaginemos unos mundos posibles y, a veces,
gratificantes.
Cada palabra de este intenso
poemario forma parte de un tesoro vivo que encarna sus propias experiencias y
que él utiliza sin necesidad de recurrir al barroquismo florido tan utilizado
incluso en estos tiempos porque le resultan suficientes la desnudez, la
parquedad y la claridad expresiva.
Aunque en algunas de
estas composiciones advertimos ciertas influencias vanguardistas en la
disposición tipográfica de sus versos, hace gala de sobriedad y de su elevada
capacidad para crear imágenes originales y para invitarnos a los lectores a
descubrir nuevas asociaciones y comparaciones inusitadas.
En sus versos advertimos
su preocupación por el destino del ser humano tras descubrirnos esos abismos
inexpugnables de la existencia humana cuando se reúnen armónicamente la vida y
el ensueño. En mi opinión, la raíz de esta fuerza expresiva reside en esa
contradicción existencial entre la vida y la muerte.
La vida y la muerte
forman esa unidad indivisible que invade todo el dominio humano: y es que,
efectivamente, la muerte puede propiciar una nueva vida. En realidad,
significan dos partes complementarias de un proceso irreversible. El nacimiento
y la muerte están simultáneamente presente en cada etapa de la existencia
humana.
El tiempo cumple una
función aniquiladora porque reduce el capital potencial de la vida y acorta
también el horizonte de la muerte: la vida posee un contenido mortal pero la
muerte contiene un sentido positivo cuando abre y estimula la posibilidad de
vidas más intensas.
José Antonio
Hernández Guerrero
Catedrático de
Teoría de la Literatura
0 comentarios:
Publicar un comentario