Alcalá de los Gazules,
centro geográfico de la provincia de Cádiz y puerta del Parque Natural de los
Alcornocales, recibe a los integrantes del club de letras en una calurosa tarde
del mes de mayo. La primavera ha brotado y el verde de sus montes contrasta con
el infinito blanco de sus fachadas provocando un contraste de colores que
provoca el deleite en los sentidos.
Llegamos al centro
cultural Santo Domingo, donde nos recibe Andrés Moreno, la persona que ha
realizado el enlace entre el Club de letras y el Ayuntamiento del municipio
para la organización del acto.
A todos nos impresiona el
lugar, una antigua iglesia reconvertida en centro cultural manteniendo toda su
arquitectura. Se ha vaciado de santos y se han añadido gradas y un escenario en
el que discurren los eventos. En una de las paredes blancas, bajo un arco,
nuevamente el verde se abre paso. Esta vez es la humedad, pero el capricho
vuelve a envolvernos viendo una obra de arte surgida de manera natural y
espontánea, o es de nuevo el espíritu aventurero del Quijote que todos los
enamorados de las letras llevamos dentro. Efectivamente, nuestra imaginación
sigue viendo gigantes donde otros tan sólo ven molinos.
En la mesa se sientan los
representantes del Ayuntamiento Alcalaíno, el teniente de alcalde, Juan Carlos
Fernández Luna y la concejala de cultura, Zulema Sánchez Bazán y, por parte del
club de letras, su director José Antonio Hernández Guerrero, el subdirector,
Antonio Cantizano, Juan Leiva, insigne alcalaíno, el organizador del evento,
Pedro Castilla y María Luisa Niebla, como representante de los tres clubes,
Cádiz, Algeciras y Jerez.
Pedro Castilla abre el
acto mostrando el entusiasmo de todos por viajar hasta este privilegiado
rincón. María Luisa Niebla ilustra el recorrido que hasta ahora hemos seguido
como integrantes del club a modo de presentación. Juan Leiva elabora una
disertación sobre las diferentes revistas literarias, surgidas a lo largo de la
historia, y, en especial, las elaboradas en nuestra provincia. Antonio
Cantizano elabora un envolvente discurso que, como siempre, a todos nos hace
soñar, imaginar, recordar, sentir… Antonio no hace literatura cuando habla, es
literatura.
A continuación, los
miembros del club de letras van pasando por el atril para leer sus textos. Uno
a uno, cada uno en su estilo y en su género, va desnudando el alma de creador
que lleva dentro, desgranando sus sentimientos, anhelos y deseos más profundos.
La lectura, y la escucha de estos textos, es una demostración de que la
literatura nos ayuda a vivir la vida de una forma más plena y más intensa.
Para finalizar el acto,
José Antonio Hernández Guerrero agradece a todos los miembros del club y del
municipio su presencia en el acto. Es la última participación, el toque de
canela que inunda de sabor la tarde. Sus palabras están llenas del ideario y la
filosofía de nuestro club.
Tras las palabras
finalizadoras y agradecidas del teniente de alcalde, nada queda ya de oficial
en el acto. Los saludos, las charlas, los reencuentros, la vida…
Fuera ya del acto,
algunos de los miembros del club decidimos refrescar todo lo sentido en las dos
horas que ha durado el acto. Alcalá es un pueblo de leyenda. Frente al centro
cultural una mujer barre su casapuerta de dentro para fuera, quizás expulsando
de su hogar los malos espíritus, y nosotros bajamos la empinada cuesta que nos
lleva hasta el Paseo de la Playa, nuevamente la literatura hace acto de
aparición llenando de simbolismo a la céntrica plaza de un pueblo situado a
decenas de kilómetros del mar. Durante el recorrido pasamos frente a la puerta
de un cine ya cerrado en el que algunos vemos a Totó proyectando películas en
el interior del Cinema Paradiso.
Tras las consumiciones y
la charla en común llega la despedida. Es entonces cuando se produce en
nosotros una serie de sentimientos encontrados que no podemos sujetar. Por un
lado nos sentimos felices y satisfechos tras el transcurso del acto, por otro
lado a nadie le gusta las despedidas. Roxana Xamán vuelve a su México lindo y
querido, quizás sea la última vez que compartimos espacio físico con ella, ha
pasado un año con nosotros. Y es que hay personas destinadas a ser aves de paso
en nuestras vidas, pero Roxana, a pesar de su brevedad, ha dejado una honda
huella en el alma de este club de letras, igual que el municipio de Alcalá de
los Gazules, del que también nos despedimos con la noche afuera.
Paco Ramos
1 comentarios:
Gracias por la bonita reseña.
Hagamos de esta despedida un hasta luego.
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