Estoy de acuerdo en que, en estos momentos
de emergencia, es prioritario garantizar el sustento diario y proporcionar medios
de diversión que atenúen nuestros temores y ansiedades. Reconozco que, en esta
situación de alarma, el “pan y el circo” son exigencias básicas pero a
condición de que no olvidemos aquellos otros valores que cultivábamos antes de
sufrir la pandemia. Me da miedo que desaparezcan las aspiraciones de una vida
humana y nos conformemos con garantizar el funcionamiento de las funciones
biológicas, esos componentes importantes pero no únicos de los seres humanos.
Para seguir creciendo humanamente no es
suficiente con que apliquemos las leyes de la Genética ni siquiera las pautas
de la Biología, sino que es imprescindible cultivar los valores morales,
estéticos y ciudadanos. Somos personas que nos relacionamos con otras personas
mediante diferentes lenguajes, somos sujetos de derechos y de deberes, tenemos
gustos y preferencias artísticos y, por supuesto, la exigencia de una vida
digna plenamente humana. Por eso, además de alegrarme por la reanudación de la
liga de fútbol, aplaudo la apertura de museos y de bibliotecas, y la
organización de conciertos musicales.
José Antonio Hernández
Guerrero
Catedrático de Teoría
de la Literatura
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