Las situaciones dolorosas nos estimulan a “releer” la vida
En esta ocasión me permito comenzar mi
comentario semanal mostrando mi agradecimiento a la editorial Hermida Editores
por su decisión de editar en español la novela Distrito del Sur
publicada en inglés en 1936, unos meses después de la muerte de su autora, la
periodista y novelista, Winifred Holtby, a los 37 años. En opinión, estos
momentos de pandemia son especialmente oportunos para establecer una
comparación entre los graves problemas que en esta obra se relatan y las
importantes cuestiones que nos preocupan en la actualidad en España y en Europa.
Me ha llamado la atención cómo las dolorosas consecuencias de la profunda
depresión que sufrió Inglaterra tras la Primera Guerra Mundial guardan una
estrecha analogía con las desgracias sanitarias, económicas y sociales que
estamos sufriendo como consecuencia de la actual pandemia del Coronavirus.
Me ha sorprendido cómo la protagonista,
Sarah Burton, una mujer dechado de lucidez, de generosidad y de coraje, se
convierte en la abanderada de las batallas por la justicia y por la igualdad,
en una luchadora contra “nuestros enemigos comunes: la pobreza, la enfermedad,
la ignorancia, el aislamiento, el desequilibrio mental y el desquiciamiento
social” (p. 8).
Tras veinte años enseñando en Londres,
llega a Yorkshire y, superados los prejuicios de los directivos, Sarah logra el
cargo de directora de la Escuela Superior de Kiplington impulsada por la firme determinación
de transmitir a las alumnas la convicción de que el futuro les pertenece en
contra de las férreas convenciones tradicionales y a pesar de las severas dificultades
económicas. Ante la esterilidad
de los ciudadanos que, aunque son conscientes de que el mundo está cambiando, no
se ponen de acuerdo, ella decide luchar por la educación de las mujeres y por
la transformación de las situaciones extremas en oportunidades para los más
necesitados económica, social y sanitariamente. Pone en práctica su convicción
de que unas nuevas pautas en el régimen educativo y social pueden moldear las
actitudes y cambiar los comportamientos de los individuos.
Esta obra -que responde al modelo de
literatura vigente en la actualidad- muestra cómo el espíritu humano, cuando se
enfrenta con episodios dolorosos, posee una estimulante capacidad para ayudarnos
a “releer” de diversas maneras la vida. Partiendo del supuesto de que la
literatura -la buena literatura- nos proporciona una nueva visión de las cosas,
en esta situación de honda preocupación la lectura de esta novela puede ser un
estímulo contra la apatía y un recurso contra el aburrimiento, una defensa contra
el miedo y una invitación para que vivamos plenamente cada uno de los intensos
segundos que componen nuestra -siempre corta- existencia. A mi juicio, la autenticidad, la
sensibilidad y el compromiso de Sarah Burton - una mujer convencida de que “la
técnica adecuada de una directora de escuela consistía en quebrantar todas las
reglas del decoro y en justificar la infracción”- constituyen estimulantes
invitaciones para que pensemos, para que leamos, para que interpretemos y para
que vivamos la vida de una manera más plena.
José Antonio Hernández
Guerrero
Catedrático de Teoría
de la Literatura

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