Johnjoe
Mcfadden
La vida es simple
Barcelona,
Paidós, 2022
De
manera sencilla, clara y amena, Johnjoe Mcfadden, científico y profesor de
Genética Molecular de la Universidad de Johnjoe Mcfadden, nos da la razón a
quienes estamos convencidos de que nuestras dificultades para comprender las
ciencias, la filosofía y, a veces, la historia, radican, más en la oscuridad
con las que nos las explican que en nuestra incapacidad para entenderlas. Todos
hemos tenido experiencias de lo bien que hemos comprendido y lo mucho que nos
han entusiasmado unas cuestiones teóricas cuando un “experto en la comunicación
pedagógica” nos las ha “contado” de manera sencilla, clara y amena.
Con detalles, con precisión y con
habilidad, el profesor Mcfadden nos relata los principales descubrimientos
científicos que, durante la milenaria historia de las ciencias, han seguido
unos procesos sencillos y “simples”. Original me ha parecido el arranque de sus
explicaciones en la idea del filósofo, lógico, teólogo y fraile franciscano
inglés Guillermo de Ockham (c. 1288 - 1349), defensor del principio
metodológico de la “economía” según el cual no debemos multiplicar las
explicaciones sin necesidad.
Oportuno es, a mi juicio, el análisis
que el autor efectúa para mostrarnos cómo los prejuicios ideológicos, sobre
todo los religiosos, han oscurecido, complicado y, a veces, frenado los
descubrimientos y las explicaciones de los fenómenos más importantes de la
naturaleza. Partiendo del supuesto de que la ciencia es una, nos recuerda cómo sus
raíces se ahondan en los trabajos de las diferentes civilizaciones como la
antigua Mesopotamia, China, Grecia y norte de África. Llega a la conclusión de
que “cientos de lugares, innumerables épocas y millones de personas han
contribuido a la construcción de ese extraordinario sistema de pensamiento que
hoy denominamos ciencia moderna”.
Con claridad y con detalles nos explica
“cómo todos los grandes avances científicos se han logrado gracias a unos
cálculos que “implicaban una simplificación”. Nos recuerda que Roald Hoffmann,
premio Nobel de Química, siguió aquella lógica occamista para llegar a la
hipótesis cuántica y cómo, en aquella época, todos los científicos mostraban ya
su preferencia por las soluciones sencillas. Estoy de acuerdo, al menos, en que
optar por una teoría compleja cuando se puede recurrir a otra más sencilla es,
para cualquier investigador moderno, simplemente “anticientífico” y, por
supuesto, antipedagógico. Resulta llamativo que esa preferencia por la
sencillez en la ciencia, que es relativamente reciente, tenga su origen en las ideas
de Guillermo de Occam, aquel fraile franciscano “que rompió las polvorientas
telarañas de las doctrinas medievales para dejar espacio a un pensamiento más
ágil y más perspicaz”.
José Antonio Hernández
Guerrero
Catedrático de Teoría
de la Literatura
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