lunes, 31 de enero de 2011

EVOCACIONES ALCALAÍNAS


63.- ALCALA, UNA ESPLÉNDIDA GEOGRAFÍA

La geografía de los pueblos surge generosamente de la Naturaleza. La descripción de sus tierras, sus accidentes naturales, sus aguas, su clima, su flora, su fauna, sus habitantes y sus recursos económicos constituyen la ciencia que llamamos geografía. Los que nacemos en un lugar determinado, con una serie de connotaciones geográficas, quedamos vinculados de alguna manera a esa geografía. Por añadidura, si esa geografía es espléndida, sus habitantes quedan marcados por su estética. Tal es el caso de los alcalaínos y la geografía de Alcalá de los Gazules. Es el mismo caso de los pueblos que tienen mar. Sus habitantes llevarán el mar en el alma y, aunque vivan a miles de kilómetros, lo añorarán siempre.

Sin embargo, cuando acudimos al INE (Instituto Nacional de Estadísticas) en busca de los 42 municipios de la provincia de Cádiz, nos encontramos con formidables paradojas; es decir, con realidades extrañas, opuestas a lo que cabría esperar. Los datos de algunos pueblos, como el nuestro, no tienen lógica. Por un lado, Alcalá de los Gazules aparece entre los cinco mayores municipios de la provincia de Cádiz por sus términos municipales. Esos municipios son Jerez de la Frontera, con 1.500 km.cc; Medina Sidonia, con 554 km.cc.; Arcos de la Frontera, con 526 km. cc.; Alcalá de los Gazules, con 478 km.cc. y Tarifa, con 419 km.cc.

Sin embargo, a la hora de contabilizar los habitantes que pueblan esos kilómetros cuadrados, nos encontramos con la paradoja de no responder a los habitantes que anota la historia y a los que podrían vivir en un gran municipio. Es más, actualmente, de los 42 pueblos de la provincia, Alcalá se encuentra entre los quince últimos pueblos por el número de habitantes: Villaluenga del Rosario (476), Benaocaz (701), Torrealháquime (875), Zahara de la Sierra (1.529), Algar (1.588), El Gastor (1.901), El Bosque (2.035), Grazalema (2.218), Castellar de la Frontera (2.995), Setenil de las Bodegas (3.007), Espera (3.998), San José del valle (4.289), Alcalá del Valle (5.372), Paterna de Rivera (5.520) y Alcalá de los Gazules (5.673).

Aunque no sea un dato muy relevante, explica la ininterrumpida emigración que ha sufrida la ciudad desde la guerra civil hasta hoy. Una explicación lógica podría ser que esa gran extensión de kilómetros cuadrados fueran terrenos abruptos, tierras de eriales, resecas, incultivables. Pero las estadísticas dicen lo contrario. Son tierras fértiles, húmedas, la mayoría situada en apacibles valles y suaves colinas con accesos fáciles. Todo lo cual hace que la paradoja sea aún más acentuada. Por añadidura, las tierras abruptas y difíciles son ricas en minerales y recursos capitalizables. Eloy Sánchez del Arco lo documenta en su Historia de Alcalá de los Gazules, editada en la Tipografía Gaditana de F. Rodríguez de Silva, C/ Argantonio, 5 y 7, y Manzana, 6. Cádiz, 1893.

En esta fecha, nos daba los siguientes datos sobre su extensísimo término: la longitud de sus lindes es de 7.700 metros; es decir 77 kilómetros. Por el Norte y el Oeste linda con los términos de Jerez, Medina Sidonia y Paterna; por el Este, con los de Jerez, Cortes, Jimena y Los Barrios; por el Sur, con Los Barrios, Medina Sidonia y Benalup. De estos datos, sus términos integran 47.852 hectáreas, o sea, 478 kilómetros cuadrados.

Altitudes.- Sus montañas son formidables atalayas naturales para que sus visitantes y sus visitantes puedan contemplar sus bellezas. Alcalá en sus términos encuentra elevadas altitudes como la Sierra del Aljibe, con 1.092 metros sobre el nivel del mar; el Picacho, con 1.021 metros; Loma del Padrón, con 571 metros, y una serie de cerros y colinas descendentes, como la Atalaya, la Jota, Puerto del Brezal, Cabeza de Arnao, Castillejos, Cerro del Moro, Loma de la Higuera, Espartales, Lomas de las Guardias, Peñón de Medina, Portero Alto, Loma de Maina, Peñón de Avariento, La Coracha, El Lario... y otras, hasta llegar al descenso más bajo que se da en el Río Barbate, con 19 metros de altitud sobre el nivel del mar.

Ríos.- Otro obsequio de la Naturaleza son sus aguas, excelente don del Cielo para que las personas la puedan disfrutar. Sus ríos y arroyos, caudales formados por el líquido elemento caen sobre nuestras sierras, buscan el río Barbate y el mar, con unos topónimos deliciosos. Partiendo desde las sierras del norte y siguiendo la margen derecha, nos encontramos con el río Fraga, que nace en la sierra de las Cabras (San José del Valle) y recorre 12 kilómetros del término de Alcalá de Norte a Oeste. Frente a la ciudad, se une al río Barbate y lo atraviesa por un puente. El Álamo nace en la sierra del Valle con un recorrido de 18 kilómetros hasta unirse al Barbate, sirviendo de linde a la división de los municipios de Alcalá y Medina. El Rocinejo nace en la garganta del Montero, recorriendo en dirección Norte-Oeste unos 25 kilómetros, yendo a desaguar también al Barbate. El Alberite tiene su origen en los Bujeos de Arnao, recorre unos 23 kilómetros en dirección Este-Oeste y se va, asimismo, en busca del Barbate.

Arroyos y gargantas.-Existen, además, una tupida red de arroyos y gargantas que van a enriquecer el caudal del Barbate, sus cuatro afluentes y los embalses. Al Barbate, los arroyos del Confieso, las Ventillas, Matagañán, Lapa, Loba, Piojo, Churreta, Cañuelo del Valle y de los Yesos. Y las gargantas del Parralejo, Bris, Sierra del Armes y Pelea. Al Fraga, los arroyos del Moro, Santa Rosa, Salinilla, Chorreadero, Monte Maina, Pedernales, Valdegamas, Loma de las Guardias y Puerto de las Palomas. Y las gargantas de Toma, Camariña y Moro. Y al Álamo, los arroyos de Naveta de Medina, Peñón del Gato, Verdugo, Cañada de Toya, Correderas, Cañada del Álamo, Sanz y Salado de la Granja. Y las gargantas de la Dorada, Pajarete, Frajuela y Benaluz. Al Rocinejo, los arroyos de Millán, Mula, Apretura, Cancha, Gargantilla, Conejo, Juan Frías, Gredera, Sanz, Sebo, Tablero, Radiarte, Burro, Boquete, Puerto Higuerón, Guindajo, Majadilla de Román, Cerro del Collado, Breña del Rey, Novetar, Piñero, Padre Casas, Heredad, Higueruela, Catalina, Arnao, Ermitaño, Urraca, Ñaja, Tejar, Cabrero, Aguadulce, Corchas, Fuente y Naranjo. Y las gargantas de Mondongo, Toro, Espino y del Montero, que recoge las aguas de los Canutos del Corzo, del Galgo y de los Carpinteros. Al Alberite, llegan los arroyos de Alberite, Estrada, Ladrones, Bañadero, Medrano, Madera del Real, Rivera, Caños de Felipe, Gallego, Avisoero, Sauzal, Junta, peñón, Huertas, Balzán, Buenas Noches, Difunto, Palero, Hueba, Lisboa, Miraflores, Mustafá, Matalobos, Morillas, Hebernillas del Barranco del Gamo, Grancidillas, Hoyo de las Neas, Rosalóa, Cabeza pepino del Fresno, Majadal de Lozano, Lateruela, Lomo de En medio, Mofeta, Rana del Tío Valle, Del Toro, Higuera, Carrascón, Arfanjes, Barracón de don Agustín, Lentiscal, Doña Manuela, Galera, Carrizos, Sarna Tembladera, Zarco, Torero, Granadillo, Palma, Marco, Cazuela, Barrial, Martín, Juan, Adelfa, Higuerón, Armario, Púlpito, Parrilla, Española y Cermeñuelo. Y las gargantas de Arnaos, Amea, Candalo, Cainz, Zarzal, Alñisos, palancar, Jota, Tramposo, Carehuela, Peguera, Jautor, Montaño, Gavilán, Quejigal, Arrendaos, Cañada del Duque, Puerto de la Armada, Carrizoso, Servidor, Pocoprovecho, Mofeta, Pájaros, Zapato, Sancho, Madroño, Laureles, Alcobas, Moracha y Cancha.

Lagunas.- Varias son las lagunas que existen en el término de Alcalá. Sus nombres son: Juan Frías, Prado, Gregoria, La del Juncal en la dehesa Mojea Escobar, (en 1989-1998, se ha construido la presa de abastecimiento de aguas a la población), la de Puerto Llano en la majada de Montes del Montero, la de Mojea Hermosa en la dehesa de Laganes, la de Rivas en la Zarza, la de la Dehesilla, la de Arcos y la de Doña Jerónima en la de la Jota, y en la dehesa de la Moracha la de Hermosillas y la de la Estancia.

Manantiales.- Asegura Sánchez del Arco que, en los términos de Alcalá existen 126 manantiales. Para no hacer muy prolija la enumeración, reproducimos el número de ellos y los lugares donde se encuentran. En la dehesa de Laganes, 8 manantiales, en la dehesa de Hoyos de la Zarza, 4; en la dehesa de la Jota, 12; en la majada de Hernán Martín, 13; en la majada del Montero, 3; en la majada del Sauzal, 8; en la majada de Barrancones, 9; en el monte propios Los Laureles, 3; en la dehesa de Alberite, 4; en la dehesa de la Parrilla, 5; en la dehesa de Larios, 10; en la dehesa Mojea de Escobar, 8; en la dehesa Lomas de Vicario, 13; en la dehesa del Peso, 8; en la dehesa de Poyales, 9 manantiales.

Fuentes y pozos públicos.- Pozo de Abajo, en calle Extramuros (árabe); Pozo de Enmedio (1842); Pozo de arriba (1778); Alameda (1837); Viñas (árabe); Pilas del Valle (1857); Rabilero (antiquísima); Fuente Salada (romana). Llegada del agua corriente de los Regajales a Alcalá (1877); Depósitos en los restos del castillo (1942).

Aguas medicinales.- Las aguas medicinales que posee Alcalá con propiedades curativas son muchas y muy antiguas. La mayoría han desaparecido o han caído en desuso. No obstante constituían un beneficio que debemos conocer. El baño sulfuroso del Prado: A la salida de la población, en la vertiente del Prado, existe desde muy antiguo un “Baño sulfuroso” del que se hacía en los veranos gran uso. La Fuente de la Presilla: Se encuentra en la campiña a unos 12 kilómetros de la ciudad. Tiene agua de gran virtud y se recomienda a los enfermos de cálculos de formación ácida en la vejiga. La fuente del Alcornocal: Se encuentra al Este de la loma del Álamo, a unos tres kilómetros del pueblo, conocida por sus propiedades ferruginosas. La Nitrera se encuentra en la misma loma del Álamo. Tiene un caudal de aguas de gran utilidad para los enfermos de disentería. Manantial sulfuroso en el Puerto de los Yesos: Está en el lugar denominado de “Los Tallones”, a unos cuatro kilómetros de la ciudad. El manantial es copiosísimo y fue denunciado en 1854. A él acudían gran número de enfermos, los cuales se hospedaban en la ermita de Nuestra Señora de Los Santos y en el Cortijo de Tablada.

Toda esta riqueza hace que Alcalá tenga una espléndida geografía y, al mismo tiempo, unas posibilidades que podrían ofrecer un futuro prometedor. Es el reto que los jóvenes de Alcalá, que han conseguido una preparación cultural, científica y técnica más copiosa que la de sus mayores, puedan afrontar con generosidad y entusiasmo, ya que la Naturaleza ha sido generosa con nuestro municipio.

JUAN LEIVA

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