Alcalá
tiene la suerte de tener un alcalaíno con sino. Muchas personas culpan al
destino de todos los fallos que ha
tenido en su vida. Al menor error, exclaman con tristeza: “Era mi destino,
no he podido evitarlo” Es verdad que todos llegamos a este mundo con un sello
invisible e inviolable. Pero nadie debería aludir a su destino con tristeza;
todo lo contrario, debería ser el referente de su alegría. “Este es mi destino,
irrepetible, único e intransferible; el mío.”
Esa
verdad de nuestra vida no la he visto nunca mejor expresada que en boca de
nuestro paisano Jesús Cuesta Arana. Nació en Alcalá y, desde el principio, se
dio cuenta que venía a este mundo para plasmar la belleza, expresar la verdad y
amar todo lo que le rodea. En una palabra, su sino era entregarse a la dulce
tiranía de su destino, ser artista. Y,
desde niño, se arrojó a la tarea de reproducir
en barro todo su mundo. “El campo, mi primer destino. Mi padre me enfrentó solo
a la madre naturaleza y Jesús lo cuenta con inmenso cariño:
“Desperté
a la consciencia con las manos manchadas de barro, amasando el limo que quería
convertir en imagen, como habían hecho los grandes imagineros andaluces. Y, más
adelante, anhelaba los cuadernos de colores intentando captar las cuatro
dimensiones, como habían hecho los maestros de la pintura. Y un día comencé a
escribir y a soñar para encontrar el nombre exacto de las cosas, como gritaba
Juan Ramón. Y otro día descubrí que el arte no estaba fuera de mí; era un
secreto que llevaba dentro, en el filo
del alma, donde están todos los secretos, donde surgen todas las soluciones,
donde se crea todo.”
Pierde
la libertad de la niñez y de la adolescencia, tras pasar por la Escuela.
Comienza su juventud, pero no puede vivir si no es en connivencia continua con
su destino. Acostarse para soñar y levantarse para convertir en realidad los
sueños. Su obra está presente en nuestro pueblo, en la comarca, en Andalucía,
en España y en muchos puntos del planeta. Comienza el joven artista a
ensayar los vuelos y se da cuenta de que no se puede hablar a todos de las
cosas bellas y esenciales. Tiene que descender al nivel de los interlocutores.
Y si alguien coge el pétalo y lo acaricia, le hace enseguida un signo de
complicidad.
Y
se lanza sin miedo a bucear en el mundo
de las exposiciones, de los premios, del estrecho tamiz de la crítica. Treinta
exposiciones individuales y colectivas de ámbito nacional, regional, provincial
e internacional. Estancia en Madrid en contacto con los grandes artistas. El
mundo del arte: estudios, talleres, exposiciones de lumbreras de la pintura, contacto
con los grandes artistas. Y vuelta al sur, entablando amistad con los célebres
pintores algecireños.
Pero
Jesús sabía que el artista no sólo debe
pintar, esculpir o plasmar lo que vive; tiene que darle carácter propio a su obra,
será lo que lo distinga de los demás. La obra de Jesús Cuesta está perfectamente
caracterizada. Cualquier alcalaíno la distingue a legua. Su obra no es sólo lo
que se ve; es el sello que el artista deja impreso para la posteridad. Pronto,
en las fiestas de San Jorge, tendremos el placer de oír a Jesús pronunciar el
pregón de las fiestas; otra obra maestra. Allí estará Alcalá en pleno.
Juan
Leiva
1 comentarios:
Gracias,Juan, gracias. Solamente puedo agradecer tan espléndido escrito de una manera:con un fuerte abrazo.
Nos encontraremos en las fiestas de san Jorge,es nuestro sino.
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