martes, 31 de marzo de 2020

MI CASA, EL PRIMER LUGAR DE ORACIÓN




Mark G. Boyer
Mi casa, el primer lugar de oración
Madrid, Narcea

De manera diferente a las religiones que reservan lugares y destinan tiempos para establecer contacto con sus dioses, el cristianismo admite que cualquier sitio es adecuado y cualquier momento es propicio para orar. Si es cierto que para rezar no necesitamos templos, mezquitas ni sinagogas, en las circunstancias actuales en las que estamos obligados a recluirnos en nuestros hogares, es especialmente oportuna la lectura de este libro que nos explica cómo la casa es un lugar sagrado, un santuario en el que Dios está vivo y activo en los objetos y en los episodios de cada día. Empleando un lenguaje claro e intensamente expresivo, Mark G. Boyer, sacerdote, periodista y autor de varios libros sobre ascética cristiana, nos proporciona una amplia serie de oraciones y de meditaciones inspiradas en los objetos corrientes de nuestros hogares.

En cada uno de sus 37 capítulos, a partir de una cita bíblica, formula una sencilla reflexión en la que muestra cómo Dios está presente en los diferentes espacios, objetos y actividades domésticas. Mediante preguntas concretas, nos estimula y nos orienta a través  de unas sendas por las que podemos escuchar la Voz de Jesús que nos llama para que lo acompañemos y para que lo sigamos en un proceso de crecimiento espiritual. Finalmente, nos proporciona unas ideas prácticas para que compongamos diversas fórmulas de oraciones que nos ayuden a llevar una vida digna, esperanzada y fecunda. 

Como ejemplos podemos citar cómo la “cama” puede ser un lugar ideal para orar y reflexionar sobre nuestras vidas, para expresar el agradecimiento y para pedir el crecimiento de la fe. Los alimentos nos dicen que no sólo de pan vivimos, la electricidad, la silla, el reloj, el suelo, la tinaja o las llaves nos proporcionan imágenes para que, contemplando las situaciones vitales que cotidianamente nos encontramos, intensifiquemos el gozo de experimentar nuestra fe. Los cables de la electricidad y las tuberías del agua se convierten en cauces por los que corren las invitaciones de Jesús para que seamos compasivos, y nos estimulan para que nos convirtamos en sembradores de hermandad, para que compartamos en vez de poseer, a sembrar y a dar vida. Y es que, efectivamente, una manera de orar es mostrar con palabras nuestra convicción de que Jesús habita entre nosotros.

Este libro sencillo a la vez que valioso nos ofrece una ayuda para vivir la fe, nos invita amablemente para que nos renovemos, para que no caigamos en las tentaciones del desánimo, de la desesperanza ni siquiera de la indiferencia sino que, asumiendo nuestra debilidad, colaboremos con Jesús y renovemos nuestra voluntad de evitar que los afanes se centren en aumentar los objetos o los poderes, en hacer crecer las ganas de acompañar, ayudar, servir y amar a aquellos con los que convivimos.


José Antonio Hernández Guerrero
Catedrático de Teoría de la Literatura

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